Después el Instituto “Cardinale Giovanni Cagliero” de Ivrea, otros aspirantados misioneros fueron fundados en Italia: Penango, Gaeta, Bagnolo, Mirabello, Novi Ligure, Cumiana, Turín-Rebaudengo, Colle Don Bosco.
A continuación se abrieron aspirantados similares en España (Astudillo), Gran Bretaña (Shrigley) y Francia (Coat-an-Doc’h). Buena parte de los misioneros enviados en las nuevas presencias en América y en Asia provenía de estos aspirantados misioneros.
En el actual proceso formativo de la Congregación, el postnoviciado es la etapa formativa en la que se profundiza la identidad carismática. Por tanto, es la fase formativa más adecuada para un discernimiento misionero serio y donde se da la más viva y generosa disponibilidad misionera entre los salesianos.
Después de haber consultado a su guía espiritual, a su Director y al Inspector, el postnovicio puede escribir al Rector Mayor presentando su disponibilidad misionera.
Hoy el Aspirantado Salesiano es considerado el puente natural entre la pastoral juvenil y la formación inicial. Aunque existen diferentes formas de aspirantados salesianos (por ejemplo, aspirantes universitarios, aspirantes de bachillerato, etc.), su objetivo principal es acompañar a los jóvenes que expresan el deseo y la disponibilidad para discernir si Dios los llama a la vida salesiana y, por lo tanto, dispuestos a emprender un proceso de verificación para comprender si esta atracción inicial es verdaderamente un llamado de Dios y si existen las condiciones adecuadas para recibirlo.
El aspirante vive el acompañamiento con vistas al discernimiento a través de una fuerte vida comunitaria con los compañeros y el equipo de acompañamiento, una experiencia vivida de la Espiritualidad Juvenil Salesiana, la iniciación en las actividades apostólicas salesianas, particularmente en situaciones misioneras para madurar como hombre y como cristiano.
De esta manera, se ayuda al aspirante a descubrir si la llamada de Dios hacia él es hacia la vida salesiana o hacia otra cosa, para luego orientarse hacia ella.
Por eso, hoy, más que el aspirantado misionero, es importante que los aspirantes tengan experiencias misioneras significativas, especialmente la participación en alguna forma de voluntariado misionero.
Una experiencia misionera acompañada y significativa favorece en el aspirante una conciencia más profunda de que la vida consagrada salesiana implica entrega generosa al servicio de los demás, especialmente de los más pobres, disponibilidad y espíritu de sacrificio. Estos son elementos importantes en el discernimiento de cualquier aspirante.
Preguntas para reflexionar y compartir:
¿Cómo suscitar en los jóvenes el deseo y la voluntad de descubrir la llamada de Dios para ellos?
¿Cómo crear una fuerte sensibilidad misionera en nuestra Comunidad Educativa Pastoral?
Don Alfredo Maravilla,
Consejero General para las Misiones