Desde la tierra de Don Bosco, en la Circunscripción Especial de Piamonte y Valle de Aosta, llegan por ejemplo entre los coadjutores: Domenico Francesco Allasia, Fabrizio Spina y José Eusebio Trigona, originarios de Argentina, tierra donde Zatti vivió toda su santa vida salesiana.
El Sr. Allasia, el mayor de los tres indica: “Estoy muy contento de esta ocasión, porque es una forma de hacer realidad la vocación del salesiano coadjutor. En este caso específico, del hermano que se santifica haciendo las cosas ordinarias, con fe, confianza y sacrificio; pero a la vez también con alegría con felicidad, con la satisfacción de su trabajo, sin buscar más de lo que se les pedía que hicieran”.
El Sr. Spina, por su parte, manifestó: “El sentimiento de gratitud por estar aquí en este lugar es enorme; no nos damos cuenta de cuántas personas han trabajado, han hecho de todo para que el mundo salesiano esté aquí hoy. Verdaderamente es para nosotros una gracia grande, muy grande. Para vivirla sin apegarse al 'rol', pero comprendiendo, gracias a la figura de Artemide Zatti, que ser salesiano es lo importante: no tener un rol, tener poder, o tener títulos, pero ser salesiano -no hacer el salesiano pero serlo-. Este es verdaderamente un regalo que recibo al estar hoy aquí”.
Por su parte, el Sr. Trigona concluye : "Además de todo lo que hemos escuchado estos últimos días, tanto del Papa como del Rector Mayor, creo que lo importante que nos enseña Zatti es que debemos hacer la voluntad de Dios, buscar hacerla aunque a veces hay adversidades. Y otro gran mensaje se refiere también a la riqueza de ser religioso, más allá de los títulos. Si bien en la Iglesia hoy en general, como dice el Papa, hay una fuerte mentalidad clerical, Artémides Zatti nos muestra el valor y la belleza de la vida religiosa en sí misma”.