Según las primeras reconstrucciones, un hombre perseguido individuos armados intentó refugiarse en la parroquia. El padre Campos y el padre Mora trataron de protegerlo. Luego, una persona armada irrumpió en el templo y abrió fuego. Tras el tiroteo, resultaron muertos los dos religiosos y el hombre que se había refugiado, cuya identidad aún no ha sido revelada. Los pistoleros no asesinaron a un tercer sacerdote que estaba en la iglesia, pero rechazaron su solicitud de dejar los cuerpos de sus dos hermanos, según ha declarado Narce Santibañez, Responsable de Comunicaciones de los jesuitas en México.
El padre Arturo Sosa Abascal, Superior General de la Compañía de Jesús, dijo que está profundamente "conmocionado y entristecido" por lo sucedido en México, y expresó su cercanía a sus hermanos en el país Azteca, así como a las familias de las víctimas. También llega un llamado del Padre Sosa: “Basta de violencia en nuestro mundo y de tantos sufrimientos inútiles”.
Por su parte, el Provincial de los Jesuitas en México, padre Luis Gerardo Moro Madrid, ha informado en un comunicado que está trabajando con las autoridades federales y estatales para garantizar la seguridad de los demás miembros de la comunidad -Esteban Cornejo, Jesús Reyes y Jesús Zaglul- y del equipo de pastoral de la parroquia.
“Condenamos públicamente esta tragedia y hacemos un llamado a la oportuna investigación y la seguridad de la comunidad -se lee en el comunicado-. Los mantendremos informados de las próximas acciones que emprenderemos como Provincia Jesuita de México”.
Un comunicado difundido por la Provincia mejicana de la Compañía de Jesús también subraya que “la Sierra Tarahumara, como muchas otras regiones del país, sufre condiciones de violencia y olvido que aún no han cambiado. Todos los días, mujeres y hombres son privados de la vida arbitrariamente, como les sucedió a nuestros hermanos”.
Los jesuitas de México exigen justicia para las víctimas y la restitución de los cuerpos de los sacerdotes.
Fuentes: Noticias del Vaticano, Jesuits Global