Don Bosco solía recordar que esta campana convocaba para las fiestas a todos los jóvenes de los alrededores, con una eficacia igual a la de un sermón.
En 1853, sin embargo, esta campana era demasiado pequeña para el nuevo campanario de la iglesia de San Francesco de Sales y por eso el conde Cays regaló otra, más grande y sonora.
En 1929, las dos campanas se fusionaron.
Fuente: Boletín Salesiano