Unas doscientas personas se dieron cita en el parque. Se respiraba aire de fiesta alrededor de Don Bosco y los salesianos. Junto a chicos, chicas y jóvenes, educadores, miembros de la Familia Salesiana de los diferentes ambientes de la casa salesiana de Valladolid, estaban muchos otros que, a lo largo de estos 50 años, han tejido la historia de esta presencia salesiana. También representantes del Ayuntamiento de Valladolid, el Teniente de Alcalde y 5 concejales y los directores de las casas salesianas de la Inspectoría Santiago el Mayor convocados por el Inspector.
El acto comenzó con una breve reseña de la historia de estos 50 años, a cargo De Santiago Arribas. Carlos López, el autor del monumento, explicó el significado del monolito, con el nombre de Don Bosco grabado, y la paloma de bronce con el relieve de la cara del santo turinés coronándolo. “El rostro de Don Bosco está grabado en la paloma, reflejo de la pedagogía salesiana, porque los salesianos han sido protagonistas de la educación en este barrio dejando la impronta del fundador”, explicó el autor. Al ritmo de un himno a Don Bosco, los chicos, chicas y jóvenes del Itinerario de Educación en la Fe, de la casa salesiana, fueron descubriendo el monumento dedicado al santo de los jóvenes.
Manuel Saravia, teniente de alcalde, agradeció la presencia salesiana en la ciudad, señalando que el poner el nombre de Don Bosco al parque, y “Salesianos” a la calle adyacente, es muy significativo por las actividades realizadas de educación, promoción social, atención a los jóvenes, por la obra salesiana. Antes de bendecir el monumento, el Rector Mayor Ángel Fernández Artime agradeció a las familias, al barrio, al Ayuntamiento, su presencia y su apoyo a las iniciativas que se llevan adelante en la casa salesiana en favor de los jóvenes. EN este sentido manifestó el compromiso de los salesianos por “seguir estando en los lugares más populares”. “Hemos querido mucho a Valladolid -dijo-, y nos hemos sentido queridos, por eso nos van a tener siempre a su lado para seguir soñando juntos”. El X sucesor de Don Bosco señaló que los salesianos siempre estarán dispuesto a colaborar con las autoridades para buscar el bien de los jóvenes.
Por su parte, Rogelio Arenal, director salesiano de la obra, cerró el acto agradeciendo la presencia de todos, el apoyo del Ayuntamiento vallisoletano y la generosidad de muchos para hacer posible un monumento que ha sido sufragado con las aportaciones de muchas personas.
Otro momento significativo de la jornada fue, también por la mañana, la reunión convocada por el Inspector y su Consejo con todos los directores de las casas salesianas de la Inspectoría. Momento significativo pues era la primera reunión presencial de este tipo que se ha tenido después de la pandemia.
El Rector Mayor, hablando a los directores, destacó que “la Congregación vive un momento muy bonito, con serenidad, mirando hacia adelante”, en la que se vive “una comunión muy grande y profunda”. En el diálogo con los directores, insistió en tres retos o desafíos en los que seguir trabajando: “la opción por los más necesitados, por los jóvenes más pobres”; profundizar la identidad carismática en los salesianos, laicos y en las mismas obras; y apostar por la formación, tanto de los salesianos como de tantos laicos que comparten carisma y misión en las casas salesianas.
En otro momento de su intervención, Ángel Fernández Artime subrayó el papel del director como “el garante de la identidad carismática de cada casa salesiana”, acompañando la vida de la comunidad y a los laicos. Como hiciera el día anterior ante la Familia Salesiana de León, volvió a incidir en la necesidad de vivir “el sacramento salesiano de la presencia” entre los jóvenes, de una manera “afectiva y efectiva”, añadió, pues “sigue mereciendo la pena la apuesta que hacemos por ellos y por estar en medio de ellos”.
Por la tarde, el Rector Mayor quiso saludar a Mons. Ricardo Blázquez, cardenal arzobispo de Valladolid. Acompañando por Fernando García, el Inspector, y Rogelio Arenal, director de la casa salesiana, pudo departir en un clima de familia con Mons. Blázquez.
El final del día, ya en la parroquia salesiana, fue un momento de oración, recuerdo y diálogo con toda la familia de Salesianos Valladolid. Fue respondiendo a preguntas que le formularon desde los Grupos de Jesús de la parroquia, la Casa de juventud Aleste, la plataforma social JuanSoñador, los Antiguos Alumnos, los Salesianos Cooperadores y las ADMAS.
En el diálogo insistió en la importancia de la misión compartida, “no podemos dar ni un paso atrás en este sentido”, dijo, pues “el carisma salesiano es una riqueza para la sociedad y la Iglesia”, que compartimos salesianos y laicos. Animó a ofrecer lo que somos, nuestra identidad a todos -“ser lo que tenéis que ser”, dijo a las ADMA-, desde el respeto, ofrecer una propuesta en libertad que nace del Evangelio. Como apuntó a los salesianos cooperadores, “transmitir una propuesta de vida cristiana”. Ante los desafíos del momento presente, el Rector Mayor animó, como invita el Papa, a ser fermento, tender puentes, ser Iglesia de puertas abiertas.
Al terminar el diálogo, el Inspector Fernando García agradeció al Rector Mayor sus palabras y su presencia en la Inspectoría, e invitó a “seguir hacia adelante para seguir siendo memoria viva de Don Bosco”.