La llegada de los salesianos a Cagliari tiene una fecha muy precisa: el 13 de octubre de 1913. La escuela, siempre caballo de batalla de los hijos de Don Bosco, se abre con dos cursos: III y IV de primaria, además de un curso extraescolar de primaria, técnico e inicio de secundaria. Al año siguiente se abre el Oratorio, que tiene una vida corta: faltan los medios y llega la Primera Guerra Mundial. En 1916 se retoma el Oratorio, aunque el despegue real se produce al final de la guerra cuando llega el padre Doménico Gallenca. La erección canónica de la casa "Don Bosco" en Viale Sant’Ignazio tuvo lugar el 28 de mayo de 1926 (si bien la primera piedra se colocó en 1908); en 1943 el instituto sufre graves daños por los bombardeos y en 1948 es reconstruido y ampliado.
Y después del Instituto en Viale Sant’Ignazio, se establece esta parroquia y la de San Paolo, en Piazza Giovanni XXIII, fundada en 1958, donde hoy también se encuentran el Oratorio y el Centro Juvenil. La parroquia se caracterizó de inmediato por su fuerte arraigo en el territorio, especialmente en los primeros años en el barrio Fonsarda que estaba en rápida expansión. Hoy hay unos 20 religiosos en la ciudad: 14 en Viale Sant’Ignazio, el resto en Piazza Giovanni XXIII.
Otro baluarte salesiano en la diócesis desde 1967 es Selargius, cuando se construyó el Centro de Formación Profesional, parroquia, oratorio y casa familiar, aunque hoy la parroquia está dirigida por los Oblatos de María Inmaculada.
Entretanto las raíces salesianas en la isla son fuertes: en 1981 se construyó la parroquia con el oratorio y el Centro Profesional en la ciudad de Nuoro; parroquia que los hijos de Don Bosco dejarán a la diócesis en dos años después. Fuerte son las presencias salesianas en Sassari y Olbia. Y sin olvidar que en Cerdeña también están las Hijas de María Auxiliadora: en Cagliari, Monserrato, Guspini, Sanluri, Macomer y Nuoro.
"La escuela - dice el padre Michelangelo Dessì, director del Instituto en Viale Sant’Ignazio en Cagliari - es una hermosa tradición: los Salesianos forman la conciencia de los jóvenes; una formidable acción educativa. No es solo escuela, es mucho más: es un ejercicio democrático. Y siempre ha sido un punto de referencia para la ciudad… Tenemos necesidad de seguir esperando en los jóvenes. Estamos transmitiendo lo que hemos recibido: es conmovedor que los muchachos, cuando terminan sus estudios, se queden relacionados a nosotros ”.