A continuación el mensaje.
A menudo se escucha a la gente decir que "hay que salir de la propia zona de confort", pero ¿qué es? Nuestra "zona de confort" es esa área de nuestra vida donde no sentimos ni estrés ni ansiedad, porque nos sentimos familiares y con pleno control de nuestro ambiente.
Todo lo que está fuera de nuestra zona de confort siempre es muy complicado para nosotros. Pero también existe esa pequeña voz en nuestra cabeza, que nos recuerda mil razones por las que nuestra nueva idea o nuestra nuevo modo de hacer fracasará, es peligroso, no hay que complacerla, hay que evitarla ...
Así, siempre nos quedaremos atrapados en nuestra zona de confort, nunca avanzaremos y nunca creceremos. No nos permite descubrir de lo que somos capaces. Debido a esto, continuamos haciendo las cosas que siempre hemos hecho sin darnos cuenta de que en realidad nos hemos vuelto ciegos ante el hecho de que ya no estamos produciendo resultados.
Tenemos que desafiarnos a nosotros mismos para salir de nuestras zonas de confort, dando pequeños pasos, como aprender a comprender y apreciar la forma en que los demás ven las cosas, o sea un punto de vista diferente del mío. Aprender a comer alimentos de otra cultura o aprender otro idioma extranjero es otro un pequeño paso. También lo es vivir en otra cultura, en otro país. De hecho, solo dando muchos y pequeños pasos seremos capaces de salir de nuestra zona de confort y seguir adelante.
Un barco está hecho para navegar en alta mar, no para estar seguro en el puerto. Nosotros también hemos sido diseñados para ir más en profundidad, para ampliar los límites a lo que podemos lograr y para desbloquear nuestro potencial como 'discípulos misioneros'. Así, el Papa Francisco insistió: "Seguir a Jesús no es un protocolo educado que se debe respetar, sino un éxodo que hay que vivir".
De hecho, si nosotros mismos queremos encontrar a Jesús, “debemos abandonar el miedo de ponernos en juego, la satisfacción de sentir que uno ya lo ha logrado, la pereza de no pedir nada más a la vida. Hay que arriesgarse, para encontrar simplemente al Niño”. (Homilía, 6 de enero de 2018).
