Era el de 10 febrero y me encontraba en el Aeropuerto internacional de Jacksons, Port Moresby. Finalmente, después de una larga preparación, mi misión en Papúa Nueva Guinea(PNG) iniciaba.
Había llegado con la cabeza llena de expectativas, el equipaje lleno de medicinas y de “cerveza checa”, y con la esperanza de estar bien preparado para mi vida y mi experiencia en Araimiri.
Mis primeros pasos en este hermoso país fueron como si diera los primeros pasos en la luna. Casi todo era diverso de mi país. Clima húmedo y caliente, muchos mosquitos, comida diversa, arañas grandes, una naturaleza increíble, vehículos que transitan por el lado izquierdo de las calles, en muy mal estado, y la “buai” (nueces de Areca) para masticar son solamente alguno de los ejemplos... Si bien lentamente, paso a paso me fui acostumbrando.
Gran parte de mi tiempo lo he pasado en el consultorio de emergencias médicas de escolares en Araimiri, donde ayudaba a la enfermera en la asistencia sanitaria de base. Limpiar y curar las llagas, la malaria, la tos u otras patologías eran nuestra rutina cotidiana. Probábamos una gran alegría por cada persona que se curaba, pero nos sentíamos también infelices, porque a veces no lográbamos ayudarlos. Con frecuencia probaba consternación intensa pensando en las personas que debían caminar muchas horas para llegar a nuestro consultorio y que al final de cuentas no podían ser ayudados.
Araimiri es una hermosa localidad, con personas simpáticas. La naturaleza de este lugar me ha dado muchas experiencias y aventuras inesperadas que no olvidaré por el resto de mi vida: de las heridas que sufrí y me hice con los cuchillos, a los nuevos gustos saboreados.
Ahora dejo este hermoso país. También si la vida en Araimiri fue llena de aventuras, pienso que la aventura más grande haya apenas empezado, porque yo debo dejar esta tierra para regresar a mi país.
Al finalizar los siete meses de mi misión en PNG, expreso mil gracias a todos los salesianos que me cuidaron. En particular a los salesianos de Araimiri, por la oportunidad de ser parte de su comunidad durante mi estadía; y también a aquellos de la Casa Inspectorial. Gracias PNG y hasta pronto. Me faltarán.
