Con gran competencia y destreza, el profesor Javier de la Torre introdujo a los participantes en temas muy delicados y significativos a nivel educativo-pastoral, pero también a nivel personal.
En el primer encuentro se brindaron las claves pastorales y morales para la educación sexual afectiva de los jóvenes. Partimos de un horizonte en el que los modelos de educación en sexualidad son insuficientes para llegar a los principios de educación en sexualidad que vislumbren un camino de conocimiento -opuesto a la ignorancia-, de apertura y comunicación -opuesto al silencio-, de atención y aceptación, y de aceptación de las debilidades vulnerables. Un camino que lleve a los "analfabetos sentimentales" a afinar las notas del afecto, a deseo moderado en una sociedad consumista, a valorar los límites, las reglas, a fortalecerse como educadores en la prudencia y el equilibrio.
En el segundo encuentro, se prestó atención a la diversidad sexual (la cuestión de la homosexualidad y la orientación sexual), centrándose en los criterios educativos como terreno pastoral. Fuimos más allá de las teorías, más allá de los clichés, con una orientación de encuentro y acompañamiento pastoral.
El tercer webinar se centró en los jóvenes y la sexualidad, desde la perspectiva de las vulnerabilidades asociadas a ellos, y por tanto en las redes sociales y la pornografía (riesgos y escapes), el poder de los medios de comunicación, la soledad, la fragilidad de las familias y la violencia. También sobre el cuerpo en transición y las vivencias que conlleva: el desierto dentro de la juventud.
Fue muy interesante ver cómo la educación sexual ha cambiado después de la Amoris Laetitia y Evangelium Gaudium, a través de una pastoral del vínculo "sexual" que brinda atención educativa a la necesidad de aceptación, estima, afecto, cuidado, relación, amor y sexualidad.
De ahí la necesidad de educar en gestos de amor y lenguaje corporal, el deseo de entregarse verdaderamente (Amoris Laetitia 284). Desde el amor de uno mismo y para sí mismo, hasta el amor del otro por el otro, y luego con el otro por los demás; educar a una apertura que va más allá de las normas y de la denuncia de los males.
Pensar en caminos de crecimiento y formación de conciencia, de autoconocimiento, autocontrol y desarrollo de habilidades (AL 280); caminos de crecimiento y maduración hacia el amor y el encuentro con el otro. Educar sobre límites, normas y desafíos. Educar a una sexualidad responsable con experiencias significativas y actuales para trabajar inclinaciones, hábitos, virtudes, decisiones.
Acompañar las debilidades asegurándose que se integren en las comunidades, en la lógica de la misericordia y la lógica del crecimiento.