Por: P. Ronil Javines, SDB
Para el trabajo salesiano, las consecuencias de la erupción es la caída de las cenizas, pero gracia a Dios el viento impide que llegue a la obra salesiana. El trabajo salesiano se encuentra comprometido en coordinar la acción social de la diócesis, ayudando a las personas a abandonar las áreas de riesgo.
Los responsables de la acción social de la Iglesia Católica en Filipinas han pedido ayuda para reubicar a las familias afectadas por la erupción del volcán Mayón en la provincia de Albay. Más de 70,000 personas ya han sido trasladadas a refugios temporales durante esta semana, mientras que el volcán levantó columnas de cenizas de hasta 10 km de altura.
En la Diócesis de Legazpi, los más afectados son los agricultores que viven y trabajan dentro de la zona de riesgo permanente, dentro de los seis kilómetros del volcán. Las parroquias de la diócesis ya han activado los respectivos comités parroquiales para responder a los desastres y crear comedores. También se han abierto varias estructuras eclesiales para dar cabida a las personas desplazadas y de mayor vulnerabilidad, como las mujeres embarazadas y lactantes, los discapacitados y los ancianos. El Consejo Nacional del Gobierno para la Reducción de Desastres y la Gestión de Desastres, anunció que ya había preparado las necesidades básicas para las personas desplazadas.
El Obispo de Legazpi, Mons. Joel Baylon, envió una carta pastoral invitando a todos los fieles de la diócesis a “abrir sus hogares y dar la bienvenida a los hermanos y hermanas”.
Mayón es el volcán más activo de Filipinas: ha entrado en erupción más de 50 veces en los últimos 500 años, a veces incluso con resultados catastróficos, como en la erupción de 1814, que causó más de 1200 muertes. En la última semana, expulsó 6,2 millones de metros cúbicos de materiales volcánicos, incluidas rocas fundidas, con emisiones de dióxido de azufre, en un promedio de 2.466 toneladas por día.