Fueron once los salesianos que coordinan las diferentes regiones y centros de formación, quienes fueron acompañados por el Dicasterio de la formación y coordinados por el P. Ivo Coelho, Consejero General de la Formación.
El objetivo del Encuentro Mundial de Formación fue: estudiar las estadísticas de los salesianos en el mundo, analizar los problemas presentes y aquellos que van surgiendo en cada región del mundo.
El Papa Francisco manifestó que es importante la preocupación por el número de vocaciones, pero es mucho más importante analizar la calidad de vida de los religiosos y por ende, la formación. Por ello es importante insistir en los procesos de formación y en la identidad salesiana, buscando fortalecer la vida de fe a través de una experiencia profunda del encuentro con el Señor.
Si bien, se ha insistido en la importancia del seguimiento y sobre todo en el acompañamiento de los jóvenes en formación, hoy se exige como elemento fundamental el acompañamiento a los formadores dentro de un proceso de “formación permanente”. Este planteamiento es importante porque muchos salesianos además de ser formadores, tienen otros encargos y responsabilidades en las Inspectorías.
Constatamos actualmente que la Congregación se encuentra respondiendo al llamado del Señor en diversas partes del mundo y se abre a nuevas presencias. Esta es una de las nuevas realidades hermosas y atrayentes, pero se debe tomar conciencia que es fundamental preocuparse por la cualificación de los salesianos, sin olvidarse de la formación de los formadores en cada lugar y en cada cultura.
Es indudable que la formación – como pedía el Papa a los Institutos para la Vida Consagrada – es el “arte de formar los corazones”: “aprendan de Jesús y de su pedagogía, pero… no olviden que es el Padre quien forma en cada joven la personalidad del Hijo por el poder del Espíritu: ustedes son los mediadores de esta acción trinitaria”.