La canción, fruto de la lectura, la reflexión y una profunda oración en torno a la figura de Artémides, es una auténtica “catequesis” sobre su vida y espiritualidad, que busca acercarnos a lo esencial de la santidad de Don Zatti.
El texto de la canción es parte también del trabajo que dió lugar al libro que Meana ha escrito junto a Ediciones Don Bosco Argentina, “Creí. Prometí. Sané. Contemplando la santidad de Dios en Artémides Zatti”.
“Eduardo es un artesano de la palabra. Esa palabra que fue eligiendo cuidadosamente, con arte, con delicadeza, con frescura, la pura verdad… con belleza. Su trabajo tiene el sabor artesanal unida a la grandeza arquitectónica de su propuesta”, escribió sobre esta obra el salesiano coadjutor José Sobrero, especialista en Artémides Zatti.
Esta pieza musical es fruto de un trabajo en conjunto entre Eduardo Meana, Jorge Moraga (integrante del equipo del Centro Salesiano de Formación Permanente de Quito, Ecuador) en los arreglos musicales, y un gran número de artistas que han colaborado en la grabación: Guillermo González, Irma Bravo, Ignacio Saavedra, Christian Chávez.
Encontrá letra y acordes de la canción, y más recursos, en la página oficial de la canonización: www.zatti.org/himno
LETRA COMPLETA
Quedó atrás el Po de mi Boretto,
Me aguardaban Viedma y su Río Negro.
Y la enfermedad me amenazó,
‘Dios, tuya es mi salud:
Te doy mi juventud, mis sueños…’
Soy Artémides, ‘el sano y salvo’.
Soy de una familia que ha migrado.
Boticario y enfermero soy,
De deudas, pagador:
Nuestro hospital es un milagro.
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Dios Amor es pariente de todos:
Soy un pobre que imita sus modos.
Ser hermano en la proximidad,
Así es la caridad:
Ternura que reinicia todo.
¡De la Eucaristía hacia los últimos!
El Amor más grande se hace mínimo.
Tal es la dinámica de Dios:
Ser Vida en Comunión,
Hacerse entrega de uno mismo.
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Póstrense conmigo en madrugadas
Ante Aquél que es Todo y se hizo Nada.
Cristo en bici sale a pastorear…
Seamos su señal,
Bondad amable y abnegada.
Donde el mundo ve vida arruinada
Hijos hay de Dios… hijas amadas.
Si es nuestra riqueza y nuestra opción
Cuidar los últimos,
Dios no deja que falte nada.
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Santidad de la puerta de al lado,
Es lo extraordinario en lo ordinario:
El milagro es… cotidianidad,
Pobreza y humildad
De hermanos para los hermanos.
‘Un Jesús viejito’ está penando…
Y sufre ‘un Jesús de doce años’.
Cristo, te amo… y me haces contemplar
Dónde tu Cuerpo está:
La Eucaristía y los hermanos.
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Estamos unidos en secreto:
Es cuando tú rezas y yo rezo.
¡El Corazón bueno de Jesús!
Ahí me hallarás tú:
Será nuestro lugar de encuentro.
Mi misión es servir de hospedero
Al Samaritano que alza enfermos.
Él regresará y nos pagará,
Lo nuestro sea ‘cuidar’:
A nadie lo desecharemos.
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Salesiano, Don Bosco es mi Padre;
Y es mi Auxilio María, mi Madre.
Consagrado laico: coadjutor
Puesto en el corazón
Donde la historia sangra y late.
Tu dolor me implica y me provoca,
Y al tocar tu vida, tú me tocas.
Somos uno en solidaridad,
Extraños: nunca más,
Tú me conciernes y convocas.
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Patagonia de los resilientes…
Vida vulnerable y renaciente.
¡Ceferino… tu amigo seré!
Con Laura, seamos tres
Acompañando a nuestra gente.
Sea un Hospital de cuerpos y almas
Nuestra Iglesia, pobre y renovada.
Como Zatti, en su ‘San José’
Luchar por atender
La vida rota abandonada…
¡Creí… Prometí... Sané!
Rescatado, rescaté.
Salí, recorrí, serví…
Cuidé, visité, curé
Oré, lloré, canté, ¡amé!
Pues creí, prometí, sané.
Podrá demolerse nuestra casa…
Siempre estará en pie la vida que ama.
No hay misión sin un Getsemaní:
Cristo venció al morir,
Donar la vida es alcanzarla.