Aunque quizás, en los contextos más tranquilos, como en Leópolis, en estos días casi de verano, el clima templado y el buen tiempo empujan a la población a salir a las calles bien vestidos por los hermosos parques: son las ganas de vivir que prevalecen sobre el miedo a la muerte, y que empujan a concederse a un poco de distracción y belleza gracias a las canciones y bailes de los artistas de la calle.
En la hermosa catedral de Leópolis todavía entra gente para orar e invocar la ayuda de Dios y los domingos se escuchan celebraciones en varios idiomas.
Pero los problemas permanecen: en el centro de Ucrania la gasolina escasea, tanto que los salesianos que se ocupan de la recolección y distribución de la ayuda humanitaria se ven obligados a traerla desde Polonia; además, para viajar de una ciudad a otra hay que pasar por pasos improvisados, porque los puentes muchas veces han sido volados o bombardeados; y por todas partes se pueden encontrar casas bombardeadas, quemadas o dañadas, con signos más o menos evidentes de la lucha que ha pasado por las calles adyacentes.
“Pero no importa cuán duro hayan sido golpeados o destruidos: la gente está regresando lentamente y reconstruyéndo. Y volverá y reconstruirá de nuevo”, dice con determinación el padre Roman Tsyganiuk, después de otro viaje solidario que lo llevó desde el oeste de Ucrania hasta Vorzel, en el centro del país, para distribuir ayuda a los necesitados.
La situación de necesidad de la población ucraniana se ha encontrado providencialmente con la sincera y fructífera solidaridad de muchas personas en todas partes del mundo. La “Don Bosco Network” la red de organizaciones y organismos salesianos comprometidos con el desarrollo, por iniciativa de su Coordinador, Fonny Grootjans, recopiló datos sobre cuántos refugiados son hospedados por las instituciones salesianas más cercanas a Ucrania 100 días después del estallido de la guerra. .
Según estos datos, 39 refugiados que huyeron de Ucrania están siendo hospedados actualmente en Moldavia, en el centro de Chisinau y en la presencia de Creotaia; en Polonia, gracias al compromiso directo de las cuatro Inspectorías salesianas, fueron recibidos 549 refugiados (147 en las obras de la Inspectoría de Wrocław, 134 en la de Piła, 157 en la de Varsovia y 111 en la de Cracovia). Los menores de la casa familiar de Leópolis que son hospedados por las casas salesianas de Eslovaquia son 45; pero a se suman los aproximadamente 200 refugiados que los salesianos han confiado a varias familias con las que colaboran, sin olvidar los 500 que fueron recibidos en un albergue de los Salesianos Cooperadores y los más de 2.500 refugiados hospedados por breves periodos a inicios del guerra.
Actividades centrales son la primera recepción y la ayuda de emergencia, pero no las únicas por parte de los salesiano: en efecto, dado que la guerra continúa, los Hijos de Don Bosco acentúan las actividades en favor de la integración social de los refugiados. Como hacen, por ejemplo, en Polonia, en la provincia de Wrocław, donde se ofrecen cursos de idioma polaco para refugiados ucranianos adultos en Lubin, y en Tarnowskie Góry a los menores refugiados se imparten cursos de cerámica.
