Cada año, el 16 de junio, celebramos el Día del Niño Africano, cuyo tema este año es: "30 años después de la adopción de la Carta: acelerar la implementación de la Agenda 2040 por una África amiga de la infancia".
Este tema subraya el papel de todos en el respeto de los contenidos de la Agenda 2040 de la Unión Africana, particularmente donde existe un llamado a desarrollar un continente africano cuyo desarrollo es impulsado por las personas, contando con el potencial del pueblo africano, especialmente sus mujeres y sus jóvenes, y el cuidado de los niños.
Aunque la pandemia Covid-19 no permite celebrar el Día del Niño Africano como en el pasado, con fiestas en los hogares, los Salesianos de Don Bosco celebran lo mismo esta jornada, porque creen que un niño tiene el derecho fundamental a crecer en condiciones de seguridad, libres de explotación y abuso, y capaces de disfrutar de la vida y todos los dones que el Dios misericordioso les pone a disposición.
En la Visitaduría AGL los Salesianos se esfuerzan por cuidar al mayor número posible de niños, a través de la educación en los jardines de infancia, escuelas primarias, secundarias y también de un gran número de jóvenes que están matriculados en las Escuelas de Formación Técnica y Profesional, donde se preparan para el futuro.
Además, llevan a cabo varios otros programas para combatir cualquier forma de violencia o violación de los derechos del niño, en contextos donde no es nada raro que los pequeños sean explotados o vivan una vida miserable a causa de problemas familiares, a veces incluso por el simple hecho de que en la familia los recursos son limitados.
Dentro de los centros salesianos, estos niños reciben una atención especial, que incluye el cuidado físico y espiritual, así como la reinserción escolar. Todas estas actividades se llevan a cabo con la ayuda de muchas otras personas: laicos, colaboradores de los centros, benefactores, eclesiales, organismos gubernamentales, ONG...
Los Salesianos de Don Bosco reconocen que los niños y los jóvenes disfrutan del mismo derecho a la protección, independientemente de la raza, sexo, religión, discapacidad, origen social o cultural, o cualquier otro rasgo distintivo.
De hecho, las Constituciones de la Sociedad de San Francisco de Sales, en el artículo segundo, afirman que la misión de los salesianos es ser en la Iglesia "signos y portadores del amor de Dios a los jóvenes, especialmente los más pobres".