El apoyo ofrecido por “Salesian Missions” permitió a los 25 jóvenes beneficiarios recibir lecciones escolares y cursos de formación profesional, asesoramiento y asistencia psicológica, atención médica y ropa. Una parte de los fondos también se destinó a sufragar los gastos operativos del centro, como combustible, acceso a Internet, artículos de papelería y artículos de tocador.
Con una alta tasa de violencia doméstica, abuso infantil, pobreza e influencias ambientales negativas, muchos jóvenes que viven en Lagos se encuentran luchando por sobrevivir en las calles de la ciudad. Otros terminan recurriendo al crimen, a las drogas o en el abuso de sustancias tóxicas y comportamientos peligrosos.
A estos jóvenes que han carecido del amor y la calidez de una familia, así como de la educación, el DBCPC proporciona acceso a la educación y la formación profesional e infunde esperanza para un futuro mejor.
“Dado que Lagos es una metrópoli, hay muchos niños y jóvenes que vienen desde afuera creyendo que allí podrán encontrar riqueza, trabajo y dinero, explicó el padre Augustine Okeke, Director de la casa salesiana. Entretanto una vez que llegan a Lagos, se dan cuenta de que están solos y no tienen nada y terminan viviendo en la calle. Los ayudamos ofreciéndoles un ambiente familiar, para que se sientan amados y apoyados, para que tengan un lugar seguro en donde vivir y adquieran educación y habilidades”.
A los jóvenes se los encuentra por primera vez directamente en la calle, en su ambiente, y en ese primer acercamiento se les ofrece apoyo moral y psicológico. Después del primer contacto, el centro colabora con el “equipo de rescate”, que incluye a la Policía, la Oficina de Protección a la Niñez, los Servicios Sociales y el Juzgado de Menores, para llevar a los jóvenes al DBCPC. Allí los chicos pueden contar con el cuidado amoroso del personal salesiano, flanqueado por dos trabajadores sociales, dos profesores, un asesor psicológico, así como el resto del personal de la casa y administrativo.
Una vez que los jóvenes han ingresado al DBCDP, pueden recibir asesoramiento diario, capacitación y apoyo, con el fin de estar preparados para una nueva fase de sus vidas. La reunificación familiar, cuando es posible, se lleva a cabo sólo después. El personal salesiano, por su parte, trabaja con las familias y cada menor para ayudarlos a reintegrarse a la vida familiar, y acompaña a las familias incluso después de la reunificación para asegurarse de que todo vaya bien.