El primer día del encuentro se dedicó a la búsqueda de la identidad del grupo, en el contexto más amplio del redescubrimiento de la identidad individual. Un proceso que requería el abandono de las superestructuras de los papeles y documentos, a fin de recuperar la individualidad y la humanidad común de cada uno, permaneciendo abierto a las contribuciones de todos y sin hacer disparidades por motivos de clericalismo o ancianidad.
Posteriormente, el grupo se dedicó a analizar en profundidad la actual situación sociopolítica del país, marcada por la erosión de la democracia y la aparición de preocupantes tendencias extremistas. El Foro expresó unánimemente la necesidad de hablar abiertamente con las autoridades como medio de salvaguardar la democracia y la Constitución.
El Foro también abordó la cuestión de la protección de los menores y los casos de abuso sexual y de poder, tanto en la Iglesia como en la sociedad. Tras largos debates, los participantes se centraron en las estrategias para evitar la formación de estructuras que condujeran al abuso de poder, como evitar una cultura de privilegios.
En esta lucha por la justicia, los participantes pidieron que se presionara a los medios de comunicación y a las autoridades para sacar a la luz los abusos desenfrenados y cotidianos que sufren las personas de las castas y de las tribus más humildes.
En continuación del trabajo se hizo un análisis para ver en qué medida la teoría corresponde a la práctica cotidiana en la vida salesiana, en lo que se refiere a las tres áreas de la obediencia, la pobreza, la castidad, la vida comunitaria y la misión.
Por último, se pidió que se llevaran las peticiones y la visión del Foro al Capítulo General de la Congregación, que se está celebrando actualmente en Turín-Valdocco, y que se trabajara para integrar las buenas prácticas que promueven los valores del Evangelio y de los Derechos Humanos.