Tras las paredes del piso de los Bergoglio en el barrio de Flores, en la zona centro, oeste de Buenos Aires, se hablaba el dialecto piamontés, que el pequeño Jorge Mario asimiló junto con el dulce idioma español. En el recuerdo de su niñez, salta a la vista el nombre de la abuela Rosa Margherita, él mismo la menciona como la persona más presente en su corazón.
Hace pocos días se celebraron las bodas de oro sacerdotales y hoy celebramos los 83 años del Papa Francisco, un sucesor de Pedro que ha generado procesos gracias a sus dotes de “jardinero”. Durante estos 7 años ha esparcido semillas de servicio y de cercanía que se han hecho “visibles” mediante el diálogo, la misericordia, la comunión, y el respeto. Ha demostrado la necesidad de la cercanía a los pobres, a los abandonados, a los descartados de esta sociedad. Es todo este bagaje de vivencia lo vivió en el seno familiar.
“Cuando el actual sucesor de Pedro llegue al horizonte, será eternamente recordado por su afinado oído hacia los desheredados de estos tiempos, su pasión jesuita-salesiana de pastorear su rebaño y escucharlo; su fascinación por generar atmósferas de amor en el servicio a los demás, y por activar jóvenes espíritus al sentirse amados”, ha escrito Gabriel Alsó, exalumno salesiano.
Es un mes importante para el Papa Francisco y hoy los 83 años de vida que todavía no frenan su carrera por el anuncio del Evangelio. El mundo entero lo celebra con un afecto abrumador. Miles de correos electrónicos fueron enviados por los fieles a la dirección de correo electrónico puesta a disposición para la ocasión, tantos como las cartas de los niños. Millones de personas, por otra parte, han elegido las redes sociales para enviarle sus pensamientos.
A sus 80 años festejando su cumpleaños aseveró: “Me viene en mente la palabra vejez, que da miedo… Recen para que mi vejez sea tranquila, religiosa y fecunda y también alegre”, pidió el Papa Francisco a un grupo de cardenales.