Se trata de una carta circular con un destinatario genérico, pero seguramente perteneciente a las familias acomodadas de la ciudad. En la misiva, después de haber capturado la atención de sus interlocutores, Don Bosco presenta enseguida la posibilidad de reutilizar los desechos, específicamente "los huesos sobrados en el comedor y que generalmente las familias tiran a la basura" que en cambio "reunidos en gran cantidad logran ... ser útiles a la industria". Don Bosco sabe de hecho que "una ciudad como Turín, con la cual he entrado en contacto, compraría cualquier cantidad".
La propuesta del Santo de los Jóvenes, concordada con una empresa interesada que probablemente habría reutilizado los huesos para elaborar productos alimentarios para animales o abono para los campos. Y se dirigía a "las acomodadas y benévolas familias de esta ilustre ciudad... que en cambio de dejar que se descompongan y se vuelvan inútiles estos desechos de su mesa, lo quieran ceder gratuitamente para beneficiar a los pobres huérfanos recogidos por mis institutos".
El proyecto beneficiaba a todos: las familias se libraban de una parte de la basura, la empresa adquiría material, Don Bosco obtenía recursos para las misiones... y la ciudad se mantenía limpia.
Era necesario entretanto ocuparse de la organización. Así Don Bosco planifica la recolección puerta a puerta: "A aquellas familias que tengan la bondad de adherir a este mi humilde pedido, les será entregado un particular recipiente donde poner los huesos indicados... El recipiente tendrá las iniciales O.S. (Oratorio Salesiano) y la persona que pasará a vaciarlo presentará alguna identificación para hacerse conocer por usted o sus familiares]”.
Por último, Don Bosco concede también incentivos espirituales a quienes adhieren - "la gratitud de miles de pobres jovencitos, y ... la recompensa de Dios" - y provee incluso a elaborar la suscripción del proyecto, pensando a un cupón para enviar como respuesta a la carta.
No sabemos cuántos habrán adherido a su propuesta, pero queda un hecho: que más allá de ser un gran educador, un fundador de largos horizontes, un hombre de Dios, Don Bosco fue también un genio de la caridad cristiana.
Una versión más extendida del artículo será disponible en el número de diciembre del Bolletín Salesiano en italiano.
P. Francesco Motto, SDB