En la segunda mitad de los años ochenta algunos jóvenes, en cuatro países diferentes, movidos por el Espíritu Santo, sin que los unos supieran de los otros, manifestaron el deseo de consagrarse a Dios en el mundo.
Acompañados por tres SDB y por una Voluntaria de Don Bosco, comenzaron a experimentar esta forma de vida. Don Egidio Viganò, Rector Mayor de la Sociedad de San Francisco de Sales, informado del camino recorrido, reconoció el don del Espíritu y animó a los jóvenes y a sus animadores a continuar la experiencia. En el mes de diciembre de 1993 reunió en Roma a los distintos miembros de los grupos y a sus acompañantes y así nuevamente reunidos al año siguiente, decidieron dar inicio oficial al Grupo de los Voluntarios Con Don Bosco, el 12 de septiembre 1994, fiesta del nombre de María.
En el mes de septiembre de 1994 se delinearon las Constituciones ‘Ad experimentum’, y tuvieron lugar las Primeras Profesiones, y al mismo tiempo Don Egidio Viganó reconoció la pertenencia a la Familia Salesiana.
“Don Bosco no es el Espíritu Santo, pero Don Bosco es la manifestación del carisma que el Espíritu Santo ha querido suscitar en la Iglesia con determinadas características. Vosotros debéis ser descubridores del Fundador, para entender al Espíritu Santo, para ver históricamente para qué cosa el Espíritu Santo ha hecho aparecer esta iniciativa para el bien de la Iglesia. Así pues, es indispensable para cada uno de vosotros cultivar un profundo diálogo interior con el Espíritu Santo, pero orientado de forma histórica, tal como se ha manifestado en quien ha escogido como patriarca, como iniciador, como constructor en la historia, en la Iglesia, del carisma que el Espíritu le ha dado: Don Bosco”, escribía Don Egidio Viganó.
El Asistente General en su carta explica lo que dijo el joven Cagliero cuando tuvo que decidir quedarse con Don Bosco: “Fraile o no fraile, me quedo con Don Bosco”. Esta “permanencia con Don Bosco” significa acoger el carisma suscitado por el Espíritu Santo a través de Don Bosco. “Estar con Don Bosco” no era una frase jurídica ni religiosa, sino una expresión del entusiasmo de los jóvenes por el espíritu y la misión de Don Bosco, que decían: “Estamos con él”.
Los Institutos seculares no tienen comunidad. “Pero no se es cristiano sin un gran sentido de comunión. La comunión aquí, además de la comunión cristiana con todos, requiere especial atención, simpatía, dedicación, sacrificios por lo que concierne al Instituto: comunión con los compañeros", continúa el Asiste General.
Los CDB se encuentran en los primeros años del carisma. Son un grupo joven en vías de consolidación. Actualmente lo constituyen 85 hermanos esparcidos en 27 países, pero somos poco conocidos. La mayoría se pregunta: ¿Qué es eso de un grupo de personas que hace votos de pobreza, castidad y obediencia, pero que no viven en comunidad sino cada uno en su casa como cualquier otro cristiano, por muy salesiano que se sienta? A pesar del carácter específico de la reserva, merecen ser conocidos como Instituto de Vida Consagrada Secular Salesiana. En este caso se ha hecho realidad el sueño de Don Bosco de tener consagrados salesianos "externos" (como las mujeres voluntarias de Don Bosco): laicos que se sienten llamados a consagrarse al Señor por medio de los votos, permaneciendo en los ambientes normales de la vida, viviendo con espíritu salesiano la radicalidad de su bautismo y de su trabajo profesional y apostólico.
Por otro lado, el Asiste General invita a rezar por los “Voluntarios con Don Bosco” (CDB), crecer en sensibilidad por la secularidad consagrada y entrar en contacto los asistentes o Delegados Inspectoriales para apoyar a los jóvenes con inquietudes vocacionales.
