¿Cuándo nace la experiencia con los jóvenes venezolanos?
Hemos iniciado este trabajo en favor de los jóvenes el día de la Virgen María el 24 de agosto de 2018.
Y ¿Por qué nace este trabajo?
Como Ecónomo Inspectorial y encargado de las Casas Don Bosco en el Perú, viajo mucho y me duele ver a cientos de jóvenes, sobre todo jóvenes, sin nada que hacer, deambulando por las calles de Lima. He visto a familias enteras dormir en las calles acurrucando a sus hijos para soportar el intenso frío de Lima. Pero, me ha dolido ver la gran cantidad de muchachos y jóvenes, con sus mochilas rotas, sus rostros tristes, dormir en las calles y buscando algo que comer y preparándose para dormir en algún lugar. Los he visto vender en los buses y ser maltratados. Me he preguntado: ¿Qué hubiese hecho un hijo de Don Bosco?
¿En qué casa Salesiana viven los muchachos venezolanos?
Cuando empecé a cuestionar y pregúntame cómo puedo ayudarlos, me di cuenta que tenemos una casa en Magdalena del Mar, que fue la Casa de Formación de muchos salesianos. Vi que Dios me iluminaba y con la decisión del Inspector, el apoyo de la Fundación Don Bosco, del P. Raúl Acuña, iniciamos esta labor en veneficio de los jóvenes venezolanos.
Y ¿qué cosa pretenden los salesianos con esta experiencia?
Es verdad que la situación de los venezolanos es una verdadera crisis humanitaria de migrantes y refugiados. La diferencia de que en muchos lugares donde llegan los refugiados tienen un lugar dónde llegar, en cambio; estos hermanos venezolanos no tienen nada, no tienen un lugar dónde llegar y permanecer. Han salido de Venezuela más de 5 millones. En el Perú son unas 800 mil personas. Nosotros los salesianos hemos decidido atender a jóvenes de 18 a 25 años y que no tuviesen absolutamente a nadie, es decir aquellos jóvenes desprotegidos totalmente, pobres y marginados. Los hemos llamado “Casa Don Bosco para migrantes y refugiados”. Empezamos a ver los pormenores y definir a quienes ayudamos concretamente hicimos la opción a nuestro carisma que es la opción preferencial por los jóvenes pobres abandonados.
Y cuando llegan al Lima ¿Cuál es la situación de estos jóvenes?
La situación es triste, porque son maltratados, oprimidos, discriminados, abusados, explotados. Lo único por el que viene es que en Venezuela no hay futuro y la gente se muere. En Lima, los jóvenes para poder sobrevivir y ahorrar 7 soles (2 dólares) los hacen trabajar 14 horas. Otros han visto la única salida a la prostitución al robo y al secuestro. Los venezolanos se han convertido en una amenaza social.
Y ¿qué te ha hecho sufrir más?
La gran cantidad de familias con niños en brazos y con los rostros desencajados sin saber qué hacer, tirados en las calles, hasta sin ganas de pedir limosna. No tienen a nadie y no tienen nada, son verdaderamente pobres.
Los jóvenes que están en la Casa Don Bosco para migrantes y refugiados ¿Qué se les ofrece?
En un primer momento exigíamos algunos documentos, pero con la situación en la que viven es imposible, porque no tienen un centavo para pagar un documento y menos el tiempo para buscarlo. En la Casa pensamos darles solo tres meses mientras buscan un lugar, pero eso es imposible. Muchos no encuentran trabajo, otros no saben que hacer con el poco dinero que ganan que no les alcanza ni para comer, porque lo mandan a sus familias, a sus madres enfermas, o a sus hijos para que puedan sobrevivir en Venezuela.
Padre Jose ¿Y cuál es tu trabajo?
Dios nos pone en el camino experiencias que nos hacen crecer. Dios nos invita a mirar cada día y preguntarnos qué debo hacer Señor. Y la respuesta me lo ha dado viendo a tantos jóvenes tirados, destrozados, derruidos en las calles de la gran Lima. Yo, llego a la Casa Don Bosco de los migrantes y refugiados a las 9 de la noche y regreso a la casa Inspectorial a las 2 de la madrugada. Trabajo como Ecónomo Inspectorial y encargado de las Casas Don Bosco. Me único trabajo es estar con los jóvenes. Llego y ya me esperan para hablar o, mejor dicho; estoy para escucharlos. Muchos lloran su mala suerte, otros sufren la lejanía, y alguno hasta ha perdido las ganas de vivir porque no hay trabajo y no sabe qué enviar a su familia que se muere de hambre en Venezuela. ¿Qué les ofrezco? Mi presencia, mi tiempo para escucharlos y mis palabras de ánimos. Pero ¡No basta! Ellos necesitan trabajo.
Tienes muchas historias que contarnos, pero ¿recuerdas alguna?
Tengo en mi mente muchas historias desgarradoras. Me pasan por mi mente muchos nombres. Tengo el caso del muchacho lo detuvieron y como no tenía documentos lo devolvieron a Venezuela. Ha vuelto al Perú sin nada. Ha viajado desde Venezuela a Perú 29 días, caminando, “tirando dedo” (haciendo llevar sobre un carro) y se encuentra en la Casa Don Bosco, triste pero feliz de haber encontrado amigos, un padre y una casa que lo acoge.
Este mes de agosto cumples un año sirviendo a los migrantes y refugiados
El 24 de agosto cumplimos un año sirviendo a los jóvenes pobres y abandonados.
A la fecha han pasado por nuestra casa más de 130 muchachos de 18 a 25 años. Ciertamente que son pocos de acuerdo a la cantidad enorme, pero hemos dado respuesta de acuerdo a nuestras las necesidades y a nuestras posibilidades. Le ofrecemos casa, comida y un soporte psicológico y espiritual, tiene un lugar donde dormir donde dejar sus cosas y sobre todo tienen la presencia.
¿Qué proyectos tienes en tu corazón?
Mi deseo que en todas las casas del Perú estén al servicio de nuestros jóvenes venezolanos como hizo Don Bosco. Muchos de estos jóvenes están en las calles, no tiene nada, y muchos de nosotros salesianos, por el trabajo en las obras cerramos comunidades y me gustaría que podamos preguntarnos ¿Qué podría hacer un hijo de Don Bosco viendo a joven pobre, abandonado, explotado y sufriendo?
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