"La creación viene propiciada gracias al masivo envío de numerosas personas que están mandando cartas, mensajes por WhatsApp o comentarios a raíz de lo vivido y queremos ir recogiendo todas esas noticias. Por otra parte, también viene motivada por la petición de parte del Nuncio Apostólico de ir elaborando un dossier con testimonios escritos, gráficos y audiovisuales sobre nuestro hermano César", explica Alejandro Guevara, delegado de Familia Salesiana y salesiano que acompañó a la familia del salesiano asesinado en África durante los funerales celebrados en Togo y Pozoblanco.
El funeral en España, celebrado el pasado 24 de febrero, estuvo presidido por el Obispo de Córdoba, Monseñor Demetrio Fernández González, que compartía palabras de consuelo para la localidad con el recuerdo para una persona que tuvo clara desde muy joven su vocación de servir a los más necesitados, motivo por el que llegó a Togo para fundar la primera presencia salesiana en el país. “Su muerte nos ha hecho pensar. Ha hecho un gran bien para la Familia Salesiana y para todos los que han recibido su testimonio. Si durante su vida fue un gran apóstol, en su muerte lo ha sido aún más. Ha sido una donación final con una entrega sostenida durante toda su vida. Por eso se hizo salesiano y por eso pidió marchar a África donde pudo acompañar a jóvenes en situación de riesgo. Él no habría estado allí si no hubiera elegido vivir su día a día como misionero”, expresaba.
Mons. Miguel Ángel Olaverri, obispo salesiano en la Diócesis de Punta Negra en el Congo, compartió algunos recuerdos vividos con el P. César durante la época fundacional de la presencia salesiana en Togo. “Fue un momento de comunión, como refleja hoy esta celebración en la que están presentes cuatro inspectores salesianos y se representan los más 1300 salesianos de África”, compartía. Además, trasladó el clamor vivido días atrás en Lomé donde se destacaba la figura de César como un mártir que llegará a los altares. “Con la llamada del Papa Francisco a la santidad, me ha gustado escuchar en la Familia que hoy se entierra a un santo. Tenemos que identificar a esos santos que viven hoy junto a nosotros y nos acompañan”, añadía.
Por su parte, el Rector Mayor definió al salesiano asesinado en una carta dirigida a la Familia Salesiana como “un hombre bueno y un hombre de Dios”, que pasó por la vida haciendo el bien especialmente en África.