Por: Anderson Bueno
En este año 2019, las parroquias que acogieron a los jóvenes misioneros fueron las de “Santa Teresinha”, en Araraquaraquara, la parroquia de “Nossa Senhora da Conceição”, en Cunha; la parroquia de “São Francisco”, en Monte Verde-MG; la parroquia de “Nossa Senhora Aparecida”, en Santa Izabel; la parroquia de “Sagrada Família” y el Área Pastoral de “São Sebastião”, en Itaim Paulista, en São Paolo.
La “Acción Misionera” tiene lugar siempre en enero, porque es un mes de vacaciones para los jóvenes, y está dirigida por los jóvenes de los "Grupos de Acción Misionera" (GAM) de las casas salesianas esparcidas por el Estado de San Pablo. Durante la semana, los jóvenes interactúan con la comunidad rezando el rosario, participando en las celebraciones, haciendo visitas y bendiciones a las casas y organizando talleres para niños, jóvenes y adultos.
La ejecución de un proyecto misionero cambia la vida de las parroquias que los reciben. Da valor a los agentes de pastoral, reúne a personas alejadas, pone en contacto a la parroquia con personas y familias que hasta entonces no habían asistido a la comunidad parroquial, y ofrece fuertes momentos de fraternidad y espiritualidad.
“Es una locura que extraños te vean salir de la comodidad de tu propia casa e ir a un lugar desconocido para hablar de Jesús. Pero, como dice San Pablo en la Primera Carta a los Corintios: Porque la predicación de la cruz es locura para los que se pierden... pero es fuerza de Dios para los que se salvan" (1 Cor 1, 18), subraya la misionera Mariana Borges Rezende, de 22 años, del GAM de Sorocaba.
Debido a su similitud, la “Acción Misionera” a veces se confunde con la Semana Misionera, que se celebra en julio. Las propuestas son similares, pero los jóvenes que participan en el evento de enero ya están maduros en su fe al participar en el GAM y en sus comunidades locales. En julio, la Semana Misionera permite, en muchos casos, que los jóvenes que trabajan en obras sociales y escuelas tengan un primer contacto con un proyecto misionero que los lleve a ir en busca de los otros.
En ambos casos, se trata de proyectos dignos de elogio que son buenos tanto para los que trabajan como misioneros como para las comunidades que los reciben.
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