Por: Carolina Domínguez
“Nos conocemos desde hace años por eso confiaba en que me concedería un encuentro”, dijo el Card. Sturla en diálogo con El Observador desde la residencia de Santa Marta donde vive Francisco, mientras participa del Sínodo de Obispos sobre los jóvenes en el Vaticano.
El Papa recibe generalmente a sus visitas en el Palacio Apostólico, pero con Sturla hizo una excepción y se reunió en su despacho personal. “Fue una cita informal”.
“Yo quería pedirle que nos ayude con la beatificación de Jacinto Vera”. El primer obispo católico de Montevideo fue declarado siervo de Dios y luego venerable en 2015. Ahora la Conferencia Episcopal del Uruguay quiere que el fundador del clero nacional sea pronunciado beato y posteriormente santo. “Para que esto suceda tiene que comprobarse que alguien le rezó y que le efectuó un milagro”.
Una curación, por ejemplo. Y, al parecer, Jacinto Vera podría haber cumplido un milagro a una niña hace algunos años. El caso está siendo investigado en Uruguay. “Para eso hay que presentar la documentación en la que una junta de médicos de nuestro país y del Vaticano determinen que la recuperación total no tiene una explicación médica”, dijo.
Uruguay tiene dos beatas: Consuelo y Dolores Aguiar-Mella Díaz. Las hermanas fueron mártires en la Guerra Civil Española. El Papa Juan Pablo II fue quien las beatificó el 11 de marzo de 2001. La Iglesia Católica pretende que Jacinto Vera siga este camino por haber llevado una vida "cristianamente ejemplar", al igual que el Padre Cacho y Salvador García Pintos.
El papa se comprometió a seguir de cerca este tema y le pidió a Sturla que les agradezca a los laicos uruguayos por la carta que le hicieron llegar a través de él. En ella se manifiesta solidaridad y apoyo en los “momentos difíciles” que atraviesa la Iglesia tras las acusaciones de abusos sexuales.
Durante el encuentro a solas en el despacho del papa, Sturla le regaló el libro La Iglesia Católica desde la matriz que habla sobre los 400 años de la presencia de la Iglesia en Uruguay y una carta pastoral en la que se detallan las actividades de cara a la semana de pascuas del año próximo.
Pero el regalo que le sacó una sonrisa al papa fue un paquete de 12 alfajores de dulce de leche. El arzobispo uruguayo viajó con los manjares desde Montevideo hasta el Vaticano. “Quedó encantado y se los guardó enseguida”, dijo Sturla.
Aunque al sumo pontífice le gustan los alfajores, es un apasionado del mate. “Hace dos días estábamos tomando unos mates con unos obispos argentinos en el recreo del Sínodo, vino Francisco y les pidió uno”, cuenta Sturla. “¡Pero esta yerba es uruguaya!”, exclamó el papa. “Y sí, se dio cuenta porque esta no tenía palitos”, reconoció el arzobispo uruguayo que le retrucó: “Francisco… para que un argentino tome un buen mate, tiene que hacerlo con yerba uruguaya”.
El sacerdote salesiano no se fue con las manos vacías de la reunión. El papa, además de comprometerse a hacer un seguimiento sobre la beatificación de Jacinto Vera, le regaló doce rosarios bendecidos a Sturla. “Muchos de ellos ya tienen dueño, otros veré a quién se los regalo”, sostuvo. Además, Francisco le entregó un libro con las homilías que manifestó en Buenos Aires entre 1999 y 2013.
Sturla ni le planteó la posibilidad de un viaje a Uruguay. “Una visita a nuestro país implica que vaya a Argentina y no lo quiero presionar”.
Fuente: www.elobservador.com.uy