Padre Tom, ¿cómo es su vida actualmente? ¿Cuál cree que es su misión en este momento?
Ahora me encuentro bien, por gracia de Dios. Mi fe y mi confianza en el Señor se fortalecen. Cada vez estoy más convencido de que Dios tiene una misión para mí, como salesiano. Creo que mi misión es encontrarme con todas las personas que durante mi cautiverio han orado por mí. Es justo para mí reunirme con usted para agradecerles. Ahora mi tarea es celebrar la Misa, compartir mi experiencia y hacer que las personas tomen conciencia de que Dios está cerca de nosotros y que Él escucha todas nuestras oraciones.
¿Cómo se imagina el futuro en su Inspectoría?
Si el Señor quiere y si mi Superior lo permite, regresaré a Yemen. Si es la voluntad del Señor, estoy listo para regresar, también porque en Yemen hay necesidad de sacerdotes. Si el Inspector decide dejarme trabajar en un instituto técnico, en una parroquia o en cualquier otro campo, estará bien y lo que Dios quiera.
¿Qué sabe usted sobre la situación en Yemen?
La guerra en Yemen no ha terminado y esto causa sufrimiento y destrucción. La Iglesia tiene muchas dificultades en ese lugar. Solo se quedaron las Misioneras de la Caridad; y no tienen sacerdotes que puedan celebrar Misa y no tienen un apoyo espiritual. Oramos para que el Señor pueda poner fin a este conflicto y traer paz y prosperidad al país. Oremos para que el Señor pueda reconstruir el país y las vidas de los yemenitas.
¿Qué mensaje daría a los jóvenes?
Mi mensaje para los jóvenes es que continúen creyendo siempre en Dios, confiando en Él y teniendo fe, porque Dios escucha las oraciones de todos nosotros y tiene una misión para cada uno de nosotros. Para algunos Dios los prepara para que sean sacerdote o religiosos, para otros; que se conviertan en buenos padres… Les recuerdo a los jóvenes que confiar en Jesús y en el poder de la oración es la mejor arma contra el enemigo; no los cañones ni las bombas, sino la oración.