Para dicha ocasión, el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, envió una carta a los salesianos y miembros de la Familia Salesiana destacando algunos datos de las etapas de la vida del venerable, tanto como salesiano como cuando fue arzobispo y primado de la Iglesia polaca.
El cardenal Hlond fue un hombre virtuoso, un brillante ejemplo de religioso salesiano y un pastor generoso, austero, capaz de visiones proféticas. Obediente a la Iglesia y firme en el ejercicio de la autoridad, demostró humildad heroica y constancia inequívoca en los momentos de mayor prueba. Cultivó la pobreza y practicó la justicia con los pobres y los necesitados. Las dos columnas de su vida espiritual, siguiendo la escuela de san Juan Bosco, fueron la Eucaristía y María Auxiliadora.
En la historia de la Iglesia de Polonia, el cardenal Augusto Hlond ha sido una de las figuras más eminentes por el testimonio de su vida religiosa, por la grandeza, la variedad y la originalidad de su ministerio pastoral, por los sufrimientos que afrontó con intrépido ánimo cristiano por el Reino de Dios. El celo apostólico distinguió su trabajo pastoral y la fisonomía espiritual del venerable Augusto Hlond, que tomando como lema episcopal Da mihi animas coetera tolle, como verdadero hijo de san Juan Bosco, lo confirmó con su vida de consagrado y de obispo, dando testimonio de una incansable caridad pastoral.
En este año en que el aguinaldo nos invita a cultivar el arte de escuchar y acompañar, el testimonio del venerable Augusto Hlond brilla como un verdadero guía y pastor de su pueblo, comprometido con la defensa de la libertad de la Iglesia y de la dignidad humana, en una era marcada por grandes pruebas y persecuciones, como la experimentada por Polonia bajo la ocupación nazi y posteriormente por el régimen comunista.
El texto completo de la carta se encuentra disponible aqui.