“Era un hombre de oración, un devoto hijo de María Auxiliadora. Fue Don Bosco entre los jóvenes”, manifestó el P. David Buenaventura, de las Filipinas, donde el Padre Zago sirvió por más de 25 años, de 1992 a 1997, convirtiéndose también en el primer Superior de la Inspectoría de Filipinas Sur (FIS).
“Muchos han expresado el deseo de seguir a Jesús en la vida consagrada viendo su estilo de vida alegre y gozoso. Soy uno de los que, fascinado por su sonrisa y por el rezo del Santo Rosario, se trasladó a vivir con la comunidad salesiana guiado por este padre amoroso”, declaró el P. Samuel Adnan Ghouri, el segundo sacerdote salesiano paquistaní.
Monseñor Patrick Buzon, SDB, Obispo de Bacolod, Filipinas dijo: “nuestro más profundo agradecimiento al fundador de la Inspectoría de Filipinas Sur y la misión en Pakistán. A nivel personal, gracias, querido Padre Peter, por acompañarme con paciencia. Disfruta de tu merecida recompensa en la casa del Padre y reza por nosotros”.
“Don Peter no descansará... ni siquiera en el Cielo. Estará ocupado, creando un nuevo Centro de Formación Profesional o un oratorio para los pobres... Es un modelo real para todos nosotros”, explica ingeniosamente Mons. Luciano Capelli, SDB, obispo de Gizo, Islas Salomón.
“Fue él quien comenzó a trabajar en la Escuela Técnica Salesiana de Vunabosco. Incluso hoy en día es recordado por los primeros estudiantes y por la gente de Rabaul. ¡Que descanse en paz!”, agrega Mons. Francesco Panfilo, SDB, arzobispo de Rabaul, Papua Nueva Guinea.
De sus casi 83 años de vida, el P. Zago ha gastado 62 como misionero al servicio de la juventud de la India, Indonesia, Timor Oriental, Filipinas, Papúa Nueva Guinea, y, finalmente, Pakistán - donde pasó los últimos 18 años de su vida, fundó las dos obras que tiene el país en Quetta y en Lahore y contribuyó activamente al apoyo de los refugiados y de los pobres y a la reconstrucción de las aldeas después del terremoto de 2005 y las inundaciones de 2010.
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