En unos días recibiremos la visita del "Vicario de Cristo", el Papa Francisco. Llega a nuestra ciudad y a nuestro país. Es un gran regalo para la Iglesia Católica, pero también para todo hombre y mujer de buena voluntad que quiera escuchar el mensaje de paz, de entendimiento y de fraternidad que nos trae.
El Papa Francisco viene a visitar una Iglesia a la cual constantemente pide vivir "en salida", tomando la iniciativa de acudir a las periferias materiales y existenciales que afectan por igual a creyentes y no creyentes con una pregunta esencial: "¿Qué puedo hacer por ti?", con humildad y con gratuidad, sin esperar nada a cambio, llevando la esperanza que no engaña, esa esperanza que solo el Hijo de Dios puede ofrecer.
En Chile conviven enormes progresos junto con dolorosas carencias… Entre nosotros también impera la "cultura de la indiferencia y el descarte"... Una construcción social en la que niños sin hogar, familias destruidas, pensionados desesperanzados, presos sin dignidad, comunidades acorraladas por el narcotráfico y las balaceras, pueblos originarios e inmigrantes, están obligados a vivir al margen del mal llamado "progreso". .
La visita del papa Francisco… es una oportunidad para sanar antiguas y nuevas heridas y proponernos nuevos y exigentes desafíos en el gran propósito de hacer de Chile un hogar para todos, un país en que nadie sobre, en que nos cohesionemos más, cuidando unos de otros… A tu invitación: "No se olviden de rezar por mí", te encomendamos a la Virgen del Carmen.
El contexto en el que se encuentra la Iglesia de Chiles es difícil y complicado, por ello ha decidido encontrarse con los jóvenes, con la realidad indígena, con los hermanos mapuches. ¡Bienvenido Papa Francisco!