El 1 de febrero fue la fecha indicada para Grasiela Fernanda Smith, de profesión psicólogo y para Nayane Aline Borim de profesión educadora. Las dos jóvenes profesionales han decidido partir a países lejanos y ofrecer parte de su tiempo para servir a los otros, a los pobres, a los necesitados. Durante un año las dos voluntarias misioneras se movilizarán y enfrentarán realidades distintas, pero con el único deseo: amar y servir a Dios en los pobres y necesitados.
Es interesante constatar que la vocación misionera nace en un ambiente misionero, donde se habla de las misiones, donde se hace conocer las realidades misioneras, donde se reza por los misioneros y misioneras. “Ellas crecieron en medio de las actividades pastorales en sus comunidades y conocieron el trabajo de los misioneros, pero de sobre manera identificaron cómo es el trabajo misionero”. Ambas muchachas han vivido en contextos salesianos donde se respiraba un ambiente misionero creado por los salesianos.
Una experiencia misionera cambia la vida. Es un hecho que ofrecer al menos un año de la vida para servir y darse gratuitamente a los otros es una muestra de un amor grande a Dios. El P. James Eliomar les señaló: "Estimadas Nayane y Grasiela, espero que pronto puedan comenzar la experiencia que han soñado hace mucho tiempo. Abracen la misión más allá de sus fuerzas y confíen en el Espíritu de Dios. No se desanimen nunca ante los fracasos y ante las adversidades que les dará la misión. Sean fuentes de esperanza para todos los que se acerquen a ustedes. Busquen siempre la fuerza en la presencia de Jesús. Recen mucho, es la base de todo trabajo misionero”.