Durante el mes de julio las Hijas de María Auxiliadora festejaron los cuarenta años del fallecimiento de la beata Sor María Romero. Ella partió a la Casa del Padre con “su Rey y su Reina”, como solía llamar a Jesús y a la Virgen María.
La fecha de su deceso fue el 7 de julio, pero los festejos se iniciaron una semana antes con una procesión hacia la parroquia La Merced, recordando el amor filial que tuvo ella hacia la Iglesia. Fue un momento oportuno para orar por la paz en Costa Rica y Nicaragua, por todos los migrantes y refugiados, por los pobres y desplazados.
Para conmemorar esta fecha se realizó el simposio: “El carisma salesiano en la beata María Romero”. Sor María Romero se distinguió por su fe inquebrantable, en medio del silencio, la oración, la obediencia y el sacrificio, supo dar lo mejor de sí, a los preferidos del Señor, los pobres, siendo su principal virtud, el creer ciegamente en la divina providencia, la cual, hasta hoy en día, mantiene la continuidad de sus obras.
El 7 de Julio, se realizaron celebraciones Eucarísticas durante todo el día, bendición de los enfermos e imposición de las reliquias.
Desde que las FMA llegaron al país en 1917, cientos de religiosas han entregado su vida a Dios al servicio de la niñez y la juventud, al estilo de la Beata.
Al mismo que recordamos esta fecha memorable de la partida a la Casa del Padre, nos alegramos que los organizadores de la JMJ – Panamá 2019, asumieran a San Juan Bosco y a la Beata María Romero como santos protectores y testigos de vida entregada a los jóvenes pobres.