La historia de la obra

En el portal de la Diócesis de Rzeszów se lee: "En 1985, por invitación del obispo, Monseñor Ignacy Takarczuk, Ordinario de la diócesis de Przemyśl, los salesianos llegaron a Rzeszów e iniciaron el ministerio pastoral en la Ciudad Nueva, en la parroquia de la Divina Providencia, erigida el 29 de agosto de 1985, separada de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Las actividades pastorales comenzaron en barracas-garajes compradas a la Cooperativa Edilicia Provincial. Aquí se abrió una capilla provisional de chapa y una Casa Catequística, el 'Oratorio'."

Después de superar muchos obstáculos, en 1990 comenzó la construcción de la iglesia, la casa de la juventud y la zona residencial. Las obras, que iban a buen ritmo, fueron interrumpidas debido a un incendio en los andamios dentro de la iglesia, el 11 de junio de 1996. El complejo sagrado-juvenil es un Monumento del Año 2000; la iglesia fue consagrada el 12 de noviembre de 2000 por el Cardenal Józef Glemp, Primado de Polonia".

Las celebraciones del 40.º aniversario

Participaron once salesianos que han trabajado en la obra en años anteriores, además del padre Stanisław Potera, quien apoyó la construcción de esta obra desde el inicio; el padre Krzysztof Gołąbek, decano del Decanato de la Catedral de Rzeszów; y el padre Jacek Gęca, SDB, actual párroco y director de la casa religiosa.

La comunidad parroquial expresó gratitud y alegría por los frutos del trabajo de los salesianos en la Ciudad Nueva de Rzeszów. Según las crónicas parroquiales, en estos cuarenta años cincuenta y cinco sacerdotes han servido en la parroquia, seis de ellos como párrocos. Durante la Eucaristía se dio gracias a Dios por el don de esta comunidad, por todos aquellos que la han apoyado con oración, trabajo y sacrificio, y por los muchos que aún continúan haciéndolo. También se oró por aquellos a quienes el Señor ha llamado a la eternidad, por los seis sacerdotes que actualmente trabajan en la parroquia y por las muchas personas que se han comprometido en la creación de esta obra.

En su homilía, el padre Kaznowski recordó la importancia de la comunidad, que ayuda a superarse a sí mismo, anima a trabajar en uno mismo en el camino de la fe, ayuda a superar las dificultades, enseña la paciencia y la cooperación en la búsqueda del objetivo más importante: la salvación. Posteriormente, el Inspector también bendijo la estatua del Beato Józef Kowalski, mártir del Santo Rosario, que, junto con las estatuas de san Francisco de Sales, san Juan Bosco y el beato Augusto Czartoryski, ahora se encuentra en la iglesia.

Al finalizar, en nombre de todos los fieles, Janina Błażej y Tadeusz Kasza, dos colaboradores pastorales que trabajan con la comunidad salesiana, pronunciaron palabras de gratitud y aseguraron que recordarán en sus oraciones a todos los Hijos Espirituales de san Juan Bosco comprometidos en esta obra salesiana en Rzeszów.

Janina Błażej

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