Desde el 8 de octubre de 2023, tras el inesperado y brutal ataque de Hamas a Israel, iniciado desde la Franja de Gaza, y la violenta reacción del estado israelí, Líbano se ha visto, a su pesar, involucrado en este conflicto, por obra de Hezbollah (el “Partido de Dios”), un partido político libanés, pero también una milicia chiita fuertemente armada que se presenta como la punta de lanza del “eje de la resistencia” islámica contra Israel, que a su vez depende de la República Islámica de Irán.
Desde entonces, Líbano, que lleva cinco años sumido en una grave crisis socioeconómica, financiera, institucional y política, se encuentra además sin Jefe de Estado (desde hace ya dos años) y con un gobierno dimisionario que solo atiende los asuntos corrientes. Actualmente, está a merced de Hezbollah, que, independientemente del Estado y en contra de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos, ha decidido unilateralmente abrir el frente contra Israel como gesto de solidaridad con Gaza y mantenerlo abierto hasta que Israel cierre el frente en Gaza. Como este frente aún permanece abierto, era inevitable que la situación en el frente libanés se deteriorara progresivamente. Últimamente, de hecho, ha empeorado gravemente y estamos ya al borde de una guerra abierta y total, salvo que ocurra un milagro. Asesinatos selectivos, bombardeos más intensos y extendidos, la trágica burla, por parte de Israel, de la explosión simultánea de miles de buscapersonas y walkie-talkies con muertos y heridos, han colmado la paciencia.
Desde la semana pasada ha comenzado una espiral de represalias y contra-represalias que no parece detenerse y que ya ha causado en Líbano, en pocos días, más de seiscientos muertos y dos mil heridos, además de seiscientos mil desplazados, con enormes destrucciones en el sur, en la frontera con Israel, y la perspectiva de una invasión terrestre después de haber arrasado el terreno, exactamente como en Gaza. Incluso la tregua de tres semanas, solicitada recientemente por Francia, Estados Unidos y los países árabes, es, al menos por ahora, completamente incierta, dada la obstinación de los dos bandos beligerantes.
Todo esto está generando mucho miedo y preocupación en la población libanesa, especialmente entre los jóvenes, que se encuentran una vez más ante un futuro incierto y peligroso. También las familias están viviendo esta crisis con un profundo sentido de desconcierto e inquietud.
Para intentar hacer frente a todo esto, los salesianos están tratando de ofrecer una cercanía que huele a esperanza y amistad al estilo de Don Bosco. Durante este último año de guerra latente y situación precaria, han continuado con las diversas actividades, tratando de llevarlas a cabo de la manera más regular posible. Solo últimamente, se ha suspendido el Encuentro del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) del Medio Oriente, que debía celebrarse este mes de septiembre en la casa de El Houssoun, en Líbano.
Actualmente se vive en la incertidumbre: la apertura de las escuelas se ha retrasado, hay un masivo flujo de desplazados del sur, casi todos chiitas y en su mayoría partidarios de Hezbollah, hacia las zonas cristianas al norte de Beirut, y han comenzado los bombardeos israelíes también en esta área, donde también hay aldeas chiitas. Justo ayer, mientras la casa de El Houssoun, ubicada en el distrito de Jbeil-Biblos y que alberga una escuela estatal, primaria y secundaria, acogía en sus instalaciones, al igual que otras escuelas de la zona, a unos sesenta desplazados, dos aldeas chiitas cercanas fueron atacadas por la aviación israelí, con muertos y heridos; y otras aldeas viven con el temor de correr la misma suerte.
Las actividades oratorianas regulares, que habitualmente involucran a cientos de cristianos y musulmanes y que debían comenzar próximamente en El Houssoun, tendrán que esperar ahora hasta que la situación se aclare.
También las reaperturas del liceo profesional Don Bosco Tech Europe, ubicado en Al Fidar, en la costa del mismo distrito, y de la escuela “Angels of Peace” para refugiados iraquíes cristianos, ubicada en Beirut, dependen de cómo evolucione la situación.
Como conclusión, es interesante observar cómo la casa salesiana de El Houssoun siempre ha estado particularmente involucrada como signo de esperanza en los acontecimientos bélicos que han afectado a Líbano en los últimos cincuenta años.
Durante la guerra civil (1975-1990), mientras la próspera escuela salesiana de Beirut cerraba definitivamente por la fuerza de las circunstancias, la casa de El Houssoun fue ocupada "manu militari" y convertida en cuartel, pero también se convirtió, durante años, en refugio seguro para cientos de desplazados cristianos. Y durante la primera guerra entre Israel y Hezbollah, en 2016, albergó temporalmente a un centenar de desplazados, musulmanes y cristianos, de las aldeas del sur.
La actual llegada de desplazados, cuyo número podría aumentar en los próximos días, representa, por tanto, la tercera vez que esta casa, situada en las montañas, pero no en un centro habitado, se considera un lugar relativamente seguro.
Los próximos días indicarán el rumbo de los acontecimientos y orientarán, por tanto, la acción salesiana en el futuro próximo: volver a una cierta normalidad o continuar viviendo y actuando en una situación de emergencia. Un desafío que los hijos espirituales de Don Bosco están preparados para afrontar.
La comunidad salesiana en Líbano