En Corea del Sur hay alrededor de seis mil trabajadores migrantes de Timor Oriental, en su mayoría jóvenes de veinte años que trabajan en barcos pesqueros, en los pueblos de pescadores o están empleados en las áreas rurales del país realizando trabajos sencillos pero muy duros.
El Cardenal, una vez llegado a la Casa Inspectorial salesiana, compartió un momento cordial y fraterno con los salesianos. Habiendo estado en Corea del Sur ya tres veces - en el año 2000 cuando era Delegado de Formación de la entonces Inspectoría de Timor Oriental-Indonesia; en 2017 cuando era Vicario Inspectorial y en 2021 cuando fue ordenado Arzobispo de Dili - el Cardenal do Carmo da Silva tiene un gran interés y conocimiento de este país. En particular, el número de jóvenes trabajadores migrantes en Corea del Sur ha aumentado dramáticamente en los últimos años, y él ha realizado grandes esfuerzos para proporcionarles asistencia pastoral. Su visita a este país tiene, por tanto, el objetivo de encontrarse con estos trabajadores migrantes.
Timor Oriental es un país joven, con el 75% de sus habitantes (1.300.00) de menos de treinta años. Más de seis mil de estos jóvenes son trabajadores migrantes en Corea del Sur, lo que representa el 0,5% de la población. Como explica el Cardenal, “cada mes, cientos de jóvenes dejan Timor Oriental hacia países extranjeros como Australia y Corea del Sur, en busca de trabajo y de un futuro mejor, lo que significa que todo esto escasea en Timor Oriental”.
Sin embargo, el Cardenal salesiano ofreció una perspectiva diferente respecto a los trabajadores migrantes de Timor Oriental. Ellos no son, de hecho, solo personas que llenan la escasez de mano de obra en Corea del Sur, sino que renuevan la vitalidad y el testimonio de fe de la Iglesia local. De hecho, la devastación de las áreas rurales ha llevado al vaciamiento de las iglesias locales, y se espera que los trabajadores migrantes de Timor Oriental que trabajan en estas áreas sean capaces de llenar el vacío durante algún tiempo y de integrarse lo suficientemente bien como para dar un testimonio visible de su profunda fe en la sociedad coreana.
Habiendo recibido recientemente al Papa Francisco, el Cardenal Virgílio do Carmo da Silva tuvo un consejo de gran sabiduría para la Iglesia coreana, que además acogerá la Jornada Mundial de la Juventud de 2027. “Los jóvenes quieren encontrarse con el Papa –dijo–. Nosotros, los obispos, nos sorprendimos mucho al ver cuán entusiastas estaban los jóvenes por la simple presencia del Santo Padre”. El Arzobispo de Dili ha orado para que la próxima JMJ sea un lugar de “reconciliación”, que cure las muchas heridas en Corea y en toda Asia oriental. “Cientos de miles de jóvenes vendrán de todo el mundo –recordó– y si tan solo pudiéramos tener una fiesta de reconciliación con ellos… Entre el Norte y el Sur, entre países vecinos, entre ricos y pobres, entre generaciones, entre etnias, entre religiones, entre regiones y entre historias... Tenemos tanto que reconciliar, y espero que Seúl 2027 sea el centro, porque nunca habrá otra ocasión como esta, con los jóvenes reuniéndose y desempeñando un papel protagónico en llevar adelante la reconciliación. Se convertirán ellos mismos en mensajeros de reconciliación y la difundirán en todo el mundo”, continuó el Cardenal.
El Cardenal do Carmo da Silva también expresó su gratitud y sus mejores deseos a la Iglesia coreana y a la Familia Salesiana. “La Iglesia coreana y la Familia Salesiana han sido generosas al ayudarnos en Timor Oriental con varios proyectos y estoy agradecido de que gracias a su apoyo la vida de nuestra gente esté mejorando gradualmente y nuestras esperanzas para el futuro se estén volviendo más brillantes. Les pido que continúen demostrando su espíritu de solidaridad con la humanidad y el amor de Cristo, y en particular pido a la Iglesia coreana que ayude a nuestros trabajadores migrantes”.
Tras la visita a los Salesianos, el cardenal partió hacia Asan, donde se llevó a cabo el Congreso de trabajadores migrantes.
