En sus respuestas, el Cardenal habló con entusiasmo sobre la importancia de alinear la propia vida con la voluntad de Dios. Recordó a los jóvenes delegados que la vida es intrínsecamente desafiante, pero con la presencia de Dios, estos desafíos pueden ser enfrentados con alegría y resiliencia. Instó a los participantes a no abandonar el Sínodo sin hacerse la pregunta vital: “Dios, ¿cuál es tu sueño para mí?”. Al ceder el control a Dios, les aseguró, se les conducirá a experiencias y lugares más allá de la imaginación. Recurriendo a su vida, el Cardenal contó cómo, permitiendo que Dios lo guiara, se convirtió inesperadamente en Superior de España y Argentina, fue elegido Rector Mayor y finalmente nombrado Cardenal por el Papa Francisco. Estos momentos que cambiaron su vida, reflexionó, fueron posibles sólo porque confió en el plan de Dios.
A los jóvenes, el Cardenal Ángel Fernández Artime también les dio un consejo esencial: «No podéis dar lo que no tenéis». Subrayó la necesidad de centrar la propia vida en Cristo para que verdaderamente puedan ofrecerlo a los jóvenes a quienes sirven. Las obras salesianas deben llevar a profundas experiencias de vida que acerquen a los jóvenes a Cristo. Advirtió con firmeza que cualquier obra salesiana que provoque agotamiento debería ser reconsiderada o incluso cerrada. El corazón de la pastoral salesiana, afirmó, es ofrecer encuentros revitalizantes que nutran tanto a quienes sirven como a los servidos.
Citando a San Juan Pablo II, exhortó a los delegados a abrazar el coraje y la confianza en Dios, incluso en los momentos de miedo. Reconoció que el miedo es una parte natural de la vida, pero también es una oportunidad para crecer y profundizar la confianza en Dios. Al ser interrogado sobre su mayor temor para la Congregación Salesiana, el Cardenal expresó con sinceridad que le preocuparía mucho si los Salesianos de Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora se alejaran alguna vez de la identidad carismática que San Juan Bosco les confió. Un salesiano consagrado insistió, debería poder afirmar diariamente que su vida está enteramente dedicada a los jóvenes. Incluso en la vejez, cuando la participación física en la misión puede disminuir, su corazón debe permanecer lleno de amor por los jóvenes.
Como conclusión, el Cardenal Ángel Fernández Artime recordó a los jóvenes delegados el inmenso privilegio que tienen al formar parte de este histórico Sínodo. Entre los dos millones de jóvenes involucrados en las obras salesianas en todo el mundo, fueron ellos los elegidos para representarlos en este significativo encuentro. Los animó a apreciar plenamente este honor y a vivir una vida de integridad, donde su fe sea visible en su vida social, tanto como lo es en la iglesia.
Hacia el final de la sesión, el Cardenal hizo un anuncio conmovedor: dejará oficialmente el cargo de Rector Mayor al finalizar la celebración eucarística del 16 de agosto. Reflexionando sobre sus diez años y medio en el cargo, durante los cuales ha visitado ciento veinte países, expresó su profunda gratitud por haber sido testigo de milagros cotidianos en cada lugar que ha visitado. Con la misma confianza en Dios que llevó en su rol de Rector Mayor, concluyó afirmando su disposición a abrazar la próxima etapa del sueño de Dios para su vida.