El Padre Jean-Marie Petitclerc, Salesiano de Don Bosco y Coordinador de la red "Don Bosco Acción Social" (DBAS), de la Inspectoría "Francia-Bélgica Sur" (FRB), se muestra indignado por estos comentarios. El ramo "Acción Social" de la red de obras salesianas en FRB gestiona una docena de centros de acogida para jóvenes MNA, en las regiones de Nueva Aquitania, Normandía, Isla de Francia y Ródano-Alpes. Desde su posición privilegiada, el Padre Petitclerc afirma:
"En el marco del sistema de protección infantil, hemos recibido y apoyamos a unos mil adolescentes a través de nuestros equipos educativos. Cada uno de estos adolescentes tiene su propia personalidad. Recordemos que el término MNA es solo una categoría jurídica y que debemos considerarlos ante todo como menores en riesgo, a quienes nuestro Estado, como signatario de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, se ha comprometido a proteger (cf. artículo 20). A pesar de ser muy diferentes entre sí, lo que los une es su voluntad de invertir en un proyecto de futuro, lo cual lamentablemente no es posible en sus países de origen debido a guerras o gran precariedad económica.
Para realizar su proyecto de vida, han asumido riesgos significativos. Me conmueven personalmente las historias que nos cuentan, a menudo con gran modestia, sobre sus compañeros fallecidos, su travesía por el desierto y el Mediterráneo. Y me sorprenden los esfuerzos que hacen para integrarse con éxito en la sociedad francesa. Nuestros equipos educativos los respaldan en un proyecto educativo basado, en la tradición de Don Bosco, en la confianza, la esperanza y la alianza.
Nuestros equipos se comprometen a restablecer los derechos fundamentales de los adolescentes a su cargo:
- Permitiéndoles recuperar su identidad a través de documentos que lo certifiquen, recurriendo insistentemente a las autoridades de los países de origen o al gobierno francés en caso de rechazo por parte de estos últimos (como en el caso de Malí).
- Cuidando de su salud física y mental mediante controles, vacunaciones y la creación de historiales médicos.
- Incluyéndolos en un proceso de escolarización: aprendizaje del francés hablado y escrito, educación personalizada según las necesidades individuales de cada uno.
- Permitiéndoles obtener una calificación profesional, a menudo a través de una formación en alternancia en profesiones poco demandadas.
- Trabajando en su integración social, mediante reuniones, inscripciones en clubes y asociaciones deportivas y culturales, y proporcionándoles formación ciudadana.
- Ayudándolos a encontrar un alojamiento adecuado cuando deben dejar las casas de la red.
Los resultados en términos de integración son impresionantes. Entre aquellos que han pasado y salido de los centros salesianos, el 88% ha firmado un contrato de trabajo. Los esfuerzos realizados para obtener una calificación profesional son admirables y en gran medida exitosos. Además, el 80% de estos jóvenes también ha encontrado una solución de vivienda permanente.
Para aquellos que quedan fuera de estos resultados, dentro de la red DBAS hemos establecido el programa ARIA (Acompañamiento Relacional para la Inserción de Jóvenes Adultos), apoyado por donaciones corporativas, que les permite continuar recibiendo apoyo una vez que han sido acogidos por la agencia de Protección Infantil.
Podemos ver cómo, cuando estos menores reciben apoyo educativo, se convierten en un recurso para nuestra sociedad que envejece. En 2023, lamentamos menos de diez exclusiones de los programas debido a incidentes delictivos (es decir, menos del 1% de los jóvenes bajo nuestra tutela). ¡Es, por lo tanto, inaceptable insinuar que estos menores no acompañados ponen en peligro la sociedad con su delincuencia!
Que estas pocas líneas animen a los lectores, frente a tales insinuaciones, a indignarse, retomando una expresión de Stéphane Hessel!"
Fuente: Don Bosco Aujourd’hui