Su Santidad, escuchó atentamente las explicaciones sobre el curso que tanto Viktorija Kalic, como Ángel Gudiña, coordinadora del curso y coordinador del DBN. Luego, transmitió un mensaje de ánimo a los participantes, indicándoles la importancia del trabajo que realizan como fuente de consuelo de tantos niños, jóvenes y familias; y a no dejarse vencer por el desánimo y el horror de las guerras que padecen.
Además, el Papa rezó un Ave María con los asistentes, cada uno en su idioma, y recibió con atención los diversos regalos de Ucrania, Siria y Líbano, que los participantes le entregaron con mucha devoción. También firmó banderas, incluida una que está destinada al equipo de Amp-Fútbol (conformado por jóvenes que han sufrido amputaciones). Durante el encuentro, que duró más de diez minutos, todos tuvieron ocasión de dirigirse al Santo Padre.
Seguidamente, una buena parte del grupo se dirigió al Sagrado Corazón, sede Central de la Congregación, para conocer de primera mano el Altar de María Auxiliadora, ante el que Don Bosco lloró dieciséis veces, como les recordó el Rector Mayor a los participantes.
El Cardenal Ángel Fernández Artime, después de compartir con los participantes su experiencia en las visitas realizadas a sus respectivos países, les transmitió su cercanía y que ni él, ni la Congregación va a dejar de tenerlos presentes, tanto en las oraciones, como en el apoyo más concreto que están recibiendo.
Seguidamente, y ante el altar de Don Bosco, el Cardenal Ángel invitó a rezar nuevamente un Ave María y concluyó con una bendición de María Auxiliadora Como no pudo ser de otra manera, concluimos este precioso momento, con fotos de grupo, fotos individuales e incluso un vídeo para los tres participantes que no pudieron asistir por no recibir un visado.
Los participantes vuelven a los contextos tan difíciles donde viven con energías renovadas para seguir con su misión educativa.
Agradecemos a la Universidad Pontificia Salesiana, especialmente a su vicedecano P. Michal Vojtas, por la organización de este curso, y la Fundación Don Bosco nel Mondo que ha cubierto todos los gastos de los participantes en Roma.