Durante casi cuatro años, el proyecto ha tenido una respuesta positiva de las comunidades que se han organizado para tener una escuela de fútbol y darles una alternativa para el buen uso del tiempo libre a niños, niñas y jóvenes. Ahora ya son 7 escuelas de fútbol que funcionan en Wichimi, Patukme, Wasakentsa, Sapapentsa, Karakam, Wampuik y Wachirpas. Y el número de participantes pasó de 80 a superar los 700.
Las escuelas de fútbol, que llevan el nombre en achuar del padre Luis Bolla, vieron la luz con un propósito: ser una alternativa para la niñez y juventud achuar donde, a más de incentivar la práctica del deporte y el desarrollo de habilidades con la pelota, se contribuya a la educación y evangelización de una población que lleva al fútbol en su sangre.
«A través del fútbol, que es tan importante en la vida de la población achuar, los chicos aprenden valores como el respeto, la disciplina, la responsabilidad y el trabajo en equipo. Pero, también es un enganche para que los jóvenes se encuentren con Dios», cuenta el padre Agustín quien organiza espacios de oración, de confesión y de celebración cuando tiene la posibilidad de acompañar físicamente en las escuelas.
En estos últimos meses se han organizado campeonatos de fútbol en la categoría sub-12 para fortalecer lazos de fraternidad entre las comunidades. En estos encuentros se organizan los partidos de fútbol y, al final de la jornada, se programan momentos de oración para que los participantes y sus familias afiancen su vínculo espiritual con Dios a través de la eucaristía o la confesión.
El funcionamiento de las escuelas es posible gracias a la colaboración de monitores, quienes son personas de la misma comunidad que voluntariamente lideran todo lo referente a los entrenamientos y son los encargados del cuidado de los implementos entregados por parte de la misión salesiana y el apoyo de procuras extranjeras como la de New Rochelle, Estados Unidos.
Gracias a este apoyo, los monitores también cuentan con celulares o tablets para estar en permanente contacto con el padre Agustín y llevar adelante una planificación y evaluación de las actividades. Asimismo, la tecnología ha permitido el intercambio de conocimientos en metodologías actuales sobre el entrenamiento deportivo.
Ellos se preparan y capacitan con el objetivo de que los niñas, niñas y jóvenes aprendan algo nuevo cada día. Es importante mencionar que estas personas cuentan con el respaldo de sus comunidades, pues constituyen un testimonio positivo dentro de ellas.
El padre Agustín cuenta que son varios los planes a futuro de las escuelas. Uno de ellos es lograr la formación técnica en fútbol para los monitores, a través de un convenio con la Carrera de la Pedagogía de la Actividad Física y Deporte de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS) para que brinden este acompañamiento desde la academia.
Un segundo desafío es el establecer vínculos con equipos o escuelas de fútbol de otras provincias para que los chicos pongan a prueba sus habilidades. “Ellos también sueñan con ser grandes futbolistas, con jugar en la selección, y acá también hay talento, habilidad, técnica. Mi sueño es sacar una selección propia del pueblo Achuar y participar en campeonatos en otras ciudades del país”.
Cristian Calderón
OSC
