La Exhortación Apostólica está escrita de forma sencilla y llana y se dirige a todos. Y esto es una virtud. Así, el profesor Giorgio Parisi, Premio Nobel de Física, que intervino en la apertura de la presentación, expresó su aprecio por un documento que considera "necesario". Convencido, como el Pontífice, de que son los más débiles los que sufren, mucho más que los demás, los efectos del cambio climático, el académico se congratula de cómo el Papa subraya la urgencia de una implicación global y de proceder de forma justa y solidaria. E insiste en la importancia de una "transferencia masiva de recursos de los países más avanzados a los menos ricos". También hace hincapié en la necesidad de mejorar la educación, especialmente la de las mujeres, en estas latitudes. Así se crea conciencia de que la protección del medio ambiente es una cuestión colectiva ineludible.
Vandana Shiva, científica y activista medioambiental, está conectada a distancia y se une al coro de voces que apoyan el documento del Papa: entre otras cosas, espera que se pueda reabsorber un tercio de las emisiones y acabar con la extinción de animales. Su agradecimiento al Papa Francisco por esta Exhortación es explícito: "Debemos trabajar para preservar la Tierra. Las soluciones están ante nuestros ojos. Sanar el suelo es la mejor economía".
El gastrónomo Carlo Petrini, también desde la distancia, elogia el énfasis del texto en el dramatismo del momento histórico que atravesamos. La posición del Papa, según el inventor de Slow Food, es clara y reclama una acción decidida. El otro elemento que, según él, es significativo en el texto del Papa es que revela hasta qué punto el Pontífice es plenamente consciente de la entrada en escena de un nuevo sujeto: las asociaciones y los movimientos y la sociedad civil. Sin estas energías "desde abajo", concluye Petrini, no tendremos éxito. Nadie puede permanecer indiferente, todos deben convertirse en sujetos activos".
El discurso del escritor Jonathan Safran Foer destaca la "sabiduría y valentía" del Papa. Contando un episodio de la tragedia del holocausto, explica cómo desgraciadamente los cerebros humanos son buenos calculando la trayectoria de un huracán, mientras que tienen dificultades para ser empáticos. Es precisamente el tema de los negacionistas del cambio climático en el que le gusta ahondar: aunque hay señales evidentes, seguimos sin sentirnos implicados. Parecen cosas abstractas, aisladas. No son una narrativa que nos concierna". Y, como judío, cita a San Francisco: cuando hayamos muerto, no nos llevaremos nada, solo lo que hemos dado.
Los discursos de los activistas Luisa-Marie Neubauer, líder de "Friday for future" en Alemania, y Benoit Halgand, cofundador de las organizaciones juveniles francesas "Por un despertar ecológico" y "Lutte et Contemplation", son una sacudida al compromiso de todos. Decepcionada por lo que ahora llama "un cuento de hadas" (el cuento que escuchó desde pequeña en su familia y en su ciudad natal, Hamburgo, de que el crecimiento de la economía beneficiaría a todos), cuenta la experiencia de un movimiento que ha ido uniendo poco a poco a miles de personas. "Esto del Papa es una llamada para que la Iglesia se convierta en un verdadero aliado, debe perseverar en la desinversión en combustibles fósiles".
Por su parte, el joven católico francés profundiza en el carácter espiritual de la causa, al igual que hace el Papa en la parte final de la Exhortación. Halgand menciona también sus esfuerzos para contrarrestar los proyectos de explotación en Tanzania y otras regiones africanas por parte de las compañías petroleras, que, según él, engañan a las poblaciones locales. Y advierte sobre la idolatría del mercado que "nos aleja de Dios". Por eso invita a la gente a detenerse, a cultivar su relación con Dios.
Los siguientes oradores fueron Jubran Ali Mohammed Ali, un joven inmigrante de Libia, que habló del ciclón Daniel que destruyó la ciudad de Derna y expresó su agradecimiento al Papa por el afecto expresado hacia los migrantes; y Alessandra Sarmentino, animadora del Movimiento Laudato Si', que habló de una Sicilia en la que la negligencia, la inercia y la malicia infligieron el pasado verano un duro golpe al paisaje y a las maravillas arquitectónicas de la zona invadida por las llamas. Por eso, ella también hace un llamamiento a la ciudadanía activa y concluye preguntándose: "¿Estamos haciendo realmente todo lo que podemos? ¿Quién pagará por la belleza perdida?".
La ronda de testimonios terminó con una intervención en vídeo del fotógrafo Arthus-Bertrand Yann, especializado en documentales televisivos de temática medioambiental y autor de una versión de Laudato Si' con sus impactantes y evocadoras fotos. "Soy un simple testigo de la belleza del mundo, no la fabrico, está delante de mí", afirma, revelando cómo la vida debe protegerse simplemente porque es bella. "Una belleza que trasciende la realidad", afirma. Recuerda algunos datos, como el hecho, por ejemplo, de que el 80% de los insectos ya no existen en los campos europeos, "un fenómeno que pasa desapercibido, pero que son la base de la vida". Recuerda los veintisiete millones de personas obligadas a abandonar sus países también a causa del cambio climático. Y concluye: la conversión ecológica no vendrá del mundo económico-político, la conversión será espiritual.
