“Estoy contenta por asistir a este encuentro donde me siento amada y respetada, por conocer a otras personas que tienen condiciones similares y relajarme con actividades recreativas”, dijo la Sra. Nhan, de 34 años, quien sufre de parálisis total, que fue traída por un pariente en una cama especial, y que ya ha asistido a este evento anual bien 7 veces.
“Aunque no soy católico, estoy genuinamente interesado en la fe porque muchos de los católicos viven bien y trabajan por el bien común. En el futuro, creo que adoptaré esta religión”, agregó el Sr. Linh, un carpintero de 24 años que goza de buena salud pero tiene una cicatriz severa en el rostro. Para él fue la primera vez que asistió a una Navidad así, lo que lo inspiró a superar su condición física y disfrutar de la vida plenamente y sin complejos.
En cambio el Sr. Joseph Khiem, de 40 años, dijo que muchas personas lo evitan porque le temen debido a su rostro, marcado por la enfermedad. Vende artículos online para mantener a su anciana madre y añade que ya no tiene complejos por su rostro, sino que confía en el amor divino y saca fuerza interior de la reunión de Navidad, a la que asistió muchas veces.
Detrás de este encuentro anual está el salesiano Mons. Pierre Nguyen Van De, obispo emérito de Thai Binh, apoyado por una congregación religiosa fundada en Thai Binh, y también por un nutrido grupo de voluntarios y bienhechores. El salesiano inició esta cita anual hace 21 años, cuando era profesor en el seminario mayor, después de haber concluido su mandato como Inspector de Vietnam en 1996.
El prelado salesiano cree que este evento es una magnífica oportunidad para que las personas con discapacidad interactúen entre sí, participen en actividades lúdicas y culturales y, sobre todo, sientan el verdadero amor y la alegría de la Navidad: "La Navidad es para todas las personas, incluidas las que tienen discapacidad, que también son hijos de Dios y deben ser respetados y tratados humanamente... Las personas con discapacidad son un brillante ejemplo de cómo mostrar solidaridad a los demás” dijo.
Durante el encuentro, los participantes pudieron asistir a sesiones temáticas sobre la Iglesia sinodal y el matrimonio cristiano, pudieron tener controles médicos y recibieron medicamentos, participaron a juegos tradicionales con premios, asistieron a espectáculos culturales, degustaron diversos platos típicos y participaron en una misa concelebrada por tres obispos y 50 sacerdotes. Entre los regalos de Navidad también se entregaron varias sillas de ruedas nuevas.
Gracias a este compromiso que viene desde lejos, organizado por Monseñor Van De, los salesianos de la Delegación de Vietnam del Norte (VIN) también están muy involucrados en la pastoral de los discapacitados y tienen una comunidad dedicada a esta misión especial y un oratorio en Cat Dam, cerca de Thai Binh.
Monseñor Van De, de 76 años, quien se convirtió en emérito de Thai Binh recién en octubre pasado por haber superado los 75 años, dijo que seguirá realizando estos encuentros en el futuro, ya que las personas con discapacidad son regalos especiales que Dios les da a la Iglesia local.
En este momento de su vida, el obispo salesiano es testigo de la alegría y gratitud evangélica: “Agradezco mucho a nuestro Divino y Misericordioso Dios su gran amor por mí. Agradezco también a nuestra Madre Auxiliadora, ya que le he confiado toda la diócesis de Thai Binh. El día en que concluí mi ministerio como obispo de Thai Binh, expresé clara y públicamente mi profundo agradecimiento a Don Bosco, a todos mis superiores salesianos que me han hecho consciente de mi preciosa vocación salesiana, desde el aspirantado, y durante 58 años de profesión salesiana. Siempre estoy feliz y agradecido a Don Bosco a lo largo de mi vida. ¡Sigan agradeciendo a Dios y recen por mí para que pueda ser siempre fiel al Espíritu de Don Bosco ya la herencia salesiana!”.
