El centro, inaugurado en 2003, "ofrece un lugar donde los niños pueden buscar refugio, vivir cómodamente y acceder a cursos educativos ordinarios en las escuelas cercanas", dijeron los salesianos responsables del área. Gracias a la presencia de la Congregación, los jóvenes “reciben una serie de apoyos que les ayudan a recuperarse de la vida en la calle y prepararse para un futuro mejor”, explican los Hijos de Don Bosco.
Además, para que los menores puedan emprender con éxito su camino educativo, el centro ofrece becas para pagar los gastos de escolaridad y material didáctico a aquellos niños que se han quedado sin apoyo familiar o que, en todo caso, proceden de familias muy pobres.
Como parte del proceso de recuperación, rehabilitación y reinserción social de los menores, los miembros del personal del Centro Juvenil Santo Domingo Savio acompañan a los jóvenes dos veces al año a excursiones, organizan encuentros entre el personal salesiano y los tutores juveniles, y monitorean las visitas a las familias: todo esto para asegurar que el proceso de rehabilitación realmente rinda frutos, incentivando a los tutores en el proceso de reinserción y apoyando a los jóvenes en sus actividades académicas.
El objetivo final de las actividades, explicó el padre Gus Baek, responsable de "Salesian Missions", la Procura Misionera Salesiana de New Rochelle, es "apoyar a los niños de la calle y ayudarlos a recuperar su infancia".
“En nuestros centros -concluyó el salesiano- los niños cuentan con todos los apoyos primarios útiles para iniciar el proceso de rehabilitación e iniciar la escuela y la formación profesional”.
Más de 90.000 niños de la calle viven en Accra y sus alrededores. La mitad de ellos son chicas. Dejaron a sus familias en busca de dinero y trabajo. Los chicos trabajan como transportistas, recolectores de basura, limpiando zapatos y automóviles, las niñas a menudo venden agua, comida y, a veces, sus cuerpos. Ghana también es tristemente célebre en los siglos pasados por la trata de personas, con gran parte de la población reducida a esclavitud. Este tráfico de seres humanos, por desgracia, todavía existe. Otros grandes flagelos de este país son el trabajo forzoso de niños y el narcotráfico, así como la corrupción generalizada y los desastres ambientales vinculados a la minería ilegal.
