El Convento de Santa Margherita Peachlands, Casa Madre de las Hermanas Misioneras de María Auxiliadora (MSMHC) - XII grupo de la Familia Salesiana - recibió al padre Ángel Fernández Artime, Rector Mayor, con una bienvenida reservada a los más ilustres invitados. El 10º Sucesor de Don Bosco, acompañado por el Consejero Regional para Asia Sur, padre Biju Michael, y el Inspector Salesiano de Shillong, padre Paul Olphindro Lyngkot, fueron recibidos con un baile tradicional khasi desde su llegada a la puerta de entrada y saludados afectuosamente por la Superiora General MSMHC, Madre Philomena Mathew, las Inspectoras de Shillong y Guwahati, sor Maria Goretti T Sangma, y sor Liza Chetri, entre otras personalidades.
La ceremonia de bienvenida continuó en el interior de la estructura, donde el padre Ángel fue premiado con algunos símbolos y vestimentas tradicionales. Luego, en su honor, las novicias del MSMHC interpretaron un breve musical sobre la vida de Don Bosco, titulado “The Miracle Worker” (El trabajador milagroso), representación muy apreciada por el Rector Mayor por su fidelidad artística, sus interpretaciones, la fuerza del mensaje. Posteriormente se exhibió la banda musical de la Obra "St. Margaret” y se interpretaron canciones tradicionales, acompañadas con bailes de oración.
Sin embargo, el corazón del encuentro fue el diálogo fraterno establecido por el 10º Sucesor de Don Bosco con las religiosas.
En esta ocasión, entregó dos mensajes principales: citando al Papa Francisco, recordó que los religiosos de la Familia Salesiana deben tener “olor a oveja”, es decir, estar cerca de sus destinatarios; y luego remarcó que las Congregaciones sólo podrán florecer si hacen el esfuerzo continuo de volver a las raíces de su carisma, sin perder su identidad.
El cordial encuentro continuó luego con fotos de grupo y un momento de oración en la capilla para rendir homenaje a los restos del Fundador del MSMHC, el Venerable Mons. Stefano Ferrando, SDB. Finalmente, después de una relajante taza té ofrecida a todos los presentes en el evento, el grupo que acompañaba al Rector Mayor lo condujo de regreso a la sede de la Escuela Técnica Don Bosco donde, por la tarde, aún hubo tiempo para un fraterno momento con la Familia Salesiana.
En este encuentro participaron salesianos, Hijas de María Auxiliadora (FMA), Misioneras de María Auxiliadora, Hermanas de la Visitación de Don Bosco y Exalumnos de los salesianos y de las FMA, quienes se reunieron junto al Padre y Centro de Unidad de la Familia Salesiana, en una experiencia de hogar.
En su discurso, el Rector Mayor recordó a los miembros de la Familia Salesiana su responsabilidad en vivir el carisma salesiano. En primer lugar, los animó a mantener firmes sus carismas dentro de las Iglesias locales y, al mismo tiempo, a hacer tanto bien. En segundo lugar, los animó a continuar con la misión específica de cada grupo. También les recordó de volver a sus raíces y que la celebración del centenario es una oportunidad y una responsabilidad única, para ser fieles al carisma y atentos a lo esencial.
El mensaje más significativo que quiso compartir fue subrayar el magisterio del Papa Francisco: ser una Iglesia pobre, misericordiosa y humilde. Y otro recordatorio importante que dirigió a la asamblea se refería a la devoción a María Auxiliadora, que no es una opción para la Familia Salesiana.
Su discurso fue seguido por un momento de interacción con preguntas y respuestas, durante el cual el padre Ángel reiteró: “Debemos desplazarnos hacia donde realmente se nos necesita, escuchando el grito de los pobres y no acontentándonos con mantener la misión presente”.
Finalmente, concluyó el encuentro exhortando a todos a tener a los jóvenes como centro de su misión, porque, dijo, “los jóvenes nos ayudan en el camino hacia su santidad y salvación”.
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