Reunidos en las instalaciones del campus de Azara de la “Assam Don Bosco University”, los jóvenes recibieron al 10º Sucesor de Don Bosco y al Consejero Regional para el Sur de Asia, padre Michael Biju, con un canto de bienvenida y bailes tradicionales.

Frente a esta multitud de niños y niñas, ataviados con los trajes típicos de las diversas tribus y procedencias geográficas, el padre Ángel expresó su alegría por encontrarlos y conocer tanta  belleza y variedad cultural. Y manifestó: “Nos conocimos hace apenas media hora, pero siento que les conozco desde hace mucho tiempo, como si fuera miembro de vuestro instituto. Yo y mis compañeros salesianos y las hermanas de la Familia Salesiana, cuando estamos con los jóvenes sentimos que estamos hechos para ustedes (…) Queridos jóvenes, este tiempo es todo para vosotros, porque sois mi prioridad”.

Luego comenzó la sesión de preguntas y respuestas. Respecto a los jóvenes del mundo, el Rector Mayor subrayó que la diversidad cultural es un valor muy grande, pero que hay un punto que es común a todos, ya identificado por Don Bosco: “una chispa de bondad en el corazón de cada chico y chica ".

A los jóvenes les reafirmó su confianza personal y la de todos los salesianos: los invitó a no tener miedo, sino a confiar en Dios y a aprovechar las oportunidades de estudio que les ofrece la Familia Salesiana: “Tengan presente que no se preparan sólo para un trabajo, sino para ser felices”, explicó.

Otra pregunta se refería al problema de la salud mental de los jóvenes: ante tantos suicidios y depresiones, el Rector Mayor destacó cómo a menudo los muchachos se ven atrapados entre las expectativas y presiones sociales y las falsas soluciones que ofrece la sociedad. Por el contrario, los invitó a “soñar con hacer y lograr cosas importantes en la propia vida y a comprometerse con sus fuerzas y su tiempo para hacer realidad ese sueño”; pero al mismo tiempo, les exhortó a “construir todo paso a paso”, con perseverancia y serenidad.

Sobre el discernimiento de la propia vocación de vida, el Rector Mayor ofreció respuestas claras y evocativas, invitando a trabajar seriamente para descubrir cuál es la propia misión; porque, explicó, “la vocación no es sólo un trabajo, pero es maravilloso cuando el trabajo y la vocación son una misma cosa”.

Entre los problemas comunes a la juventud a nivel mundial, el padre Ángel señaló la falta de trabajo, entendida no sólo como desempleo o problema económico-social, sino a un nivel más profundo, como “la imposibilidad de estar en el escenario de la propia vida, en la realidad para la que uno se prepara con el trabajo duro y los propios dones y talentos".

Ante todo esto, reiteró la acción salesiana para combatir este problema, e instó: “Podemos y debemos dar lo mejor de nosotros mismos, esforzarnos al máximo y luego tener fe”.

Finalmente, sobre las perspectivas de la educación salesiana, subrayó la importancia de trabajar unidos en el espíritu de la Familia Salesiana, de evitar la mediocridad y de buscar la excelencia, no tanto en trabajar más, sino en dar lo mejor de uno mismo en el camino de la renovación. 

El ameno encuentro finalizó entre los cantos tradicionales ofrecidos por los jóvenes y la respuesta canora que dio el padre Ángel: interpretó dos canciones populares españolas.

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