Sin poder contar con la potencia de los grandes diarios o canales de televisión, pero sí gracias a la acción convencida y constante que realiza a través de todos sus medios de comunicación -desde los boletines a los sitios de información, desde las newsletter a las revistas, desde las radios hasta el pasar la voz...- la Familia Salesiana ya ha podido recaudar millones de euros para destinar en caridad, todos debidamente rastreados y destinados a proyectos de beneficencia a favor de la población ucraniana golpeada por la guerra.
"Francamente, no tenemos prisa por terminar rápido, o pronto, todo el dinero que se ha recaudado -dice el padre George Menamparampil, SDB, Jefe de Coordinación de Emergencias en Ucrania-. De hecho, existe incluso el riesgo de mayores necesidades en las próximas semanas. Por lo tanto, debemos administrar nuestros recursos con cuidado, para que podamos continuar sirviendo a aquellos que han encontrado refugio con nosotros mientras lo necesiten”.
Y para responder al riesgo de un "cansancio" de los donantes, la Coordinación continúa compartiendo con todos lo que la Familia Salesiana está haciendo, junto con muchas otras organizaciones y realidades, religiosas y no.
Por ejemplo, por lo que se refiere al apoyo económico, los Salesianos cooperadores de Estados Unidos Oeste han entregado una nueva donación en efectivo directamente a la Sede Central Salesiana. Si bien desde el punto de vista espiritual, son innumerables las obras y comunidades que siguen orando para pedir el fin de las hostilidades: nuevos testimonios de este compromiso llegan de la diócesis de Miao, en India, donde el obispo salesiano Mons. George Palliparampil, organizó la iniciativa de un millón de "Ave Marías" por parte de niños de escuelas y parroquias; o del santuario de Vranov, en la República Checa; o por la Asociación de Superioras Mayores de Religiosas de Corea, que ofreció a todas las religiosas coreanas una oración regular semanal por Ucrania y Myanmar.
En otro frente, el del compromiso diario con los refugiados, donde los salesianos atienden a los jóvenes, se destacan algunos testimonios en Polonia y en la República Checa. En Varsovia, los niños ucranianos albergados en el campamento de verano salesiano fueron acompañados para realizar una visita a la histórica ciudad, que les dio gran esperanza: de hecho la capital polaca sufrió mucho durante la Segunda Guerra Mundial. Pero la visión de la realidad actual, rica en belleza y serenidad, ha sido entendida como un buen augurio para el futuro de su patria, a la que muchos de estos menores regresarán una vez finalizada la guerra.
Mientras tanto, en cada encuentro con los menores refugiados y voluntarios salesianos, se descubre la complejidad del alma humana ante el dolor. Un ejemplo de ello es el joven Dniesk, oriundo de Kiev, hoy huésped de los salesianos en Ceske Budejovice, en la República Checa, para quien la huida y el traslado no fueron “un gran problema”. Sólo un cambio de residencia por un corto tiempo. Las lecciones, los estudios, los amigos, los juegos… como en cualquier otro lugar. "¡Nada especial!". Y a pesar de tener prácticamente a toda la familia en Ucrania para luchar en las fuerzas armadas -con su padre y un tío ya herido en los combates-, es él quien da ánimo a los demás, asegurando: "No se preocupen, todos irá bien".
“Necesitamos detenernos, mirar hacia atrás, reflexionar y estar agradecidos. Con la gracia de Dios y el arduo trabajo de muchos de ustedes, hemos logrado cosas maravillosas para nuestros hijos y para sus madres”, concluyó el padre Menamparampil.
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