El padre Ženíšek prosigue con su razonamiento: “¿Y si, a pesar de un sincero discernimiento y una honesta preparación, no está a la altura de las expectativas, si no lo consigue? ¿Qué vamos a hacer? La intención de oración del Papa Francisco para este mes está destinada a aquellos que sufren de depresión o agotamiento”. (Recemos para que las personas que sufren de depresión o burn-out encuentren el apoyo de todos y una luz que les abra a la vida).
El Consejero General de Pastoral Juvenil, el padre Miguel Ángel García, SDB explica al respecto: “'Burn-out', se puede traducir como 'quemarse por completo', en referencia a las energías de una persona. Están en burn-out aquellos que no soportan más, aquellos que han agotado todas sus fuerzas y no logran regenerarlas. También los operadores pastorales pueden sufrir este síndrome: agotamiento emocional, despersonalización y falta de satisfacción personal. Estamos hablando de personas normales que comenzaron su servicio con generosidad y dedicación y que se escaldaron o quemaron. Escuchar su malestar y ayudarlos a leer su situación interna y externa de manera realista los ayudará a tomar decisiones que mantengan encendida la 'llama' de la dedicación. Seguramente es una llama que debe alimentarse con la oración y otras ayudas espirituales, pero es justo reconocer que a veces las condiciones concretas en las que se desarrolla el servicio pastoral son tales que queman los recursos de los evangelizadores, al menos de algunos”.
Por eso, añade el padre Ženíšek, “debemos ser sensibles con estas personas que pueden estar cerca de nosotros, incluso entre nosotros. No solo respetarlos en su fragilidad, sino también dejarnos conmover por ellos. El apóstol y misionero Pablo de Tarso escribe que 'cuando soy débil, es cuando soy fuerte' (2 Co 12:10). Si miramos a Cristo en el Evangelio, vemos que no solo el gran poder con el que actuó por el bien de la gente, sino que al final, su debilidad e incapacidad en la cruz nos llevó a la salvación.
Somos una congregación activa y fuerte, hacemos muchas cosas buenas, muchas obras, también gracias a nuestros misioneros. Sin su coraje, su determinación y su energía nunca seríamos quienes estamos llamados a ser, no seríamos hijos fieles de Don Bosco.
Pero no debemos tener miedo de reconocer y aceptar nuestras limitaciones, de presentar nuestras manos vacías a Dios. Por supuesto, gracias a la fe y la confianza en el Espíritu de Cristo podemos hacer mucho más de lo que pensamos. Pero con el teólogo contemporáneo Tomas Halik, y con los arquitectos de los rascacielos, podemos admitir al mismo tiempo que 'lo que no tiembla no es sólido'”.