¿Qué le impulsó a partir como misionero hace 40 años?
Desde pequeño he tenido el sueño de ser misionero. Cuando terminé el noviciado y el posnoviciado, tuve la oportunidad de ser enviado en 1975 como joven misionero a Burundi. Luego, después de mi ordenación en 1981, me enviaron a Ruanda, donde serví durante 13 años. Más tarde, en 1994, me enviaron a la República Democrática del Congo para extender durante 10 años mi servicio en el sector de la educación y la evangelización. Desde allí regresé a Ruanda donde serví algunos años más. Desde 2018 estoy en el “DBYES” en Nairobi, Kenia.
Ud. fue Delegado Inspectorial en Ruanda y Burundi, y también Inspector en AFC y luego en AGL. ¿Cómo sintió esta vocación de superior y de inspector? ¿Encontró algún desafío?
Como Inspector siempre hay momentos de alegría al ver el compromiso de los hermanos en la misión que les ha sido confiada y en las comunidades donde ofrecen su servicio a los jóvenes, especialmente a los más pobres. Además, se puede presenciar el desarrollo que tiene lugar en las comunidades locales. Todo esto constituye verdaderamente un crecimiento en la Inspectoría. Por el contrario, las dificultades pueden estar representadas por la situación del país o en ocasiones, por el malentendido entre los miembros de la comunidad, etc. Sin embargo, en una perspectiva más amplia, he visto y vivido momentos alegres que enriquecen nuestra misión y por lo tanto llegas a comprender que las dificultades siempre pueden enfrentarse.
¿Cómo encuentra el carisma salesiano en África? ¿Cómo medir el impacto global de nuestra contribución?
El impacto del carisma salesiano en África es encomiable. Los salesianos de todo el continente africano están comprometidos con la misión que se les ha confiado. Los obispos también aprecian nuestra misión. De hecho, se invita a los salesianos a extender su servicio en las diócesis, particularmente en el campo de la educación, teniendo en cuenta a los vulnerables, los pobres y los jóvenes en situación de riesgo. La Iglesia en África es muy optimista sobre nuestra misión para los pobres y los jóvenes.
¿Qué nos puede decir sobre la importante misión del "SAFCAM"?
El “Salesian Formation Centre for Africa and Madagascar” (SAFCAM), o sea el Centro Salesiano de Formación para África y Madagascar es una necesidad de nuestro tiempo para la formación permanente. Todavía es joven y está en una etapa temprana. Conmigo, el padre Francois Dufuour también se ocupa del centro. El SAFCAM no es solo para los salesianos, sino también para los miembros de la Familia Salesiana y nuestros colaboradores laicos en el continente africano. Este centro de animación además está previsto para la formación de formadores, el acompañamiento espiritual y muchos otros temas de la salesianidad. Ahora nos estamos centrando en la implementación de las directrices del CG28 con la elaboración de un plan de seis años. Por lo tanto, confiamos en seguir adelante con este proyecto, teniendo en cuenta las limitaciones provocadas por la pandemia de COVID-19.
Ud. ha vivido la mayor parte de su vida en África. ¿Qué le hace feliz y entusiasta después de más de 40 años como misionero?
No puedo olvidar mi vida como misionero en África. Estuve feliz de ofrecer mi servicio en el área de Pastoral Juvenil y Formación. Los años pasados en el sector de los servicios para jóvenes en Ruanda me han ayudado a mantener vivo mi celo misionero. Estoy dispuesto a continuar la misión salesiana en el sector de la educación y la formación. Por la gracia de Dios y con buena salud, sigo dispuesto a extender mi servicio a los jóvenes, a los hermanos en formación y a los pobres.
El Rector Mayor le pidió que hiciera una visita extraordinaria este año. ¿Cómo fue su experiencia?
Tuve que rezar antes de dar mi respuesta al Rector Mayor, pero después de dos días acepté la solicitud. Espero que esta visita haya sido fructífera para los hermanos, especialmente en el conocimiento de la calidad de la misión salesiana que se desarrolla en las distintas comunidades. Me alegró por descubrir y saber gracias a esta visita, cuantas buenas obras ofrecen los Salesianos.