En el desarrollo del mejor modelo posible para la recuperación de niños desnutridos, el centro también involucra a las madres de los menores en el proceso. Y para ello ha creado albergues temporales para las madres y ha definido claramente sus roles y responsabilidades durante la estancia. Ellas participan en talleres de capacitación sobre desnutrición y su prevención, el cuidado de sus hijos, crecimiento, salud y medicina preventiva; y así pueden aplicar lo que han aprendido hasta que se convierta en un hábito diario.
Una de las madres que participa en el programa es María Choque. Su hija Estefany llegó al Centro Don Bosco para niños desnutridos a fines de 2020 con desnutrición severa. Estefany recibió los cuidados necesarios hasta su completa recuperación, por lo que el centro se convirtió en su segundo hogar. Le tomó casi tres meses retomar el índice de masa corporal apropiado para su edad.
La formación de Choque ha sido fundamental en el éxito a largo plazo de Estefany. La madre dijo: “En el centro pude aprender mucho sobre nutrición y alimentación adecuada para mi hija. El centro era como mi casa y las hermanas nos trataron muy bien. Tener agua limpia todos los días para la limpieza personal y la cocina fue fundamental para la recuperación de Estefany. Cuando vuelva a casa, en la comunidad donde vivo, repetiré todo lo aprendido y se lo enseñaré a otras madres ”.
El Centro Don Bosco para niños desnutridos también ha realizado recientemente mejoras en el acceso al agua: se ha conectado a la red municipal de hídrica y ahora puede proporcionar agua potable en un flujo continuo.
Bolivia es el país más pobre de América del Sur y tiene la distribución de ingresos más desigual de la región. No es inusual que los bolivianos luchen por encontrar comida, refugio y otras necesidades básicas adecuadas.
