El número de feligreses de nuestra Iglesia "es insignificante (somos menos del 0,1% de la población), pero quiere ser significativa, signo y sacramento del Reino de Dios", dijo el cardenal en una entrevista concedida a ACI Stampa.
La Iglesia local es una Iglesia verdaderamente católica "Es decir, universal. Los cristianos son todos extranjeros de más de 100 países"; verdaderamente ecuménica "abierta y en relación con todas las demás comunidades cristianas (ortodoxas, anglicanas, protestantes"); y verdaderamente samaritana ("ayuda a los necesitados, a los vulnerables"). Entretanto el cardenal López Romero cree que "aunque ya hemos hecho parte del camino, podemos hacer aún más”.
"Por ejemplo, ¿cómo vivir el diálogo islámico-cristiano después de la visita del Papa, después de Fratelli Tutti, después del Documento de la Fraternidad Universal firmado por el Papa Francisco y el Gran Imán Al Tayyeb?" se interrogó.
Gracias a la visita del Papa, en marzo de 2019, la Iglesia en Marruecos ha recibido una gran visibilidad. Además de la consideración nacional e internacional y del creciente reconocimiento de las autoridades y del pueblo marroquí, tras esa visita "llegaron sacerdotes de diversas diócesis, especialmente africanas, e instalaron nuevas congregaciones religiosas; hemos incrementado las actividades pastorales y formativas. Se ha consolidado el trabajo de la comunicación en su dimensión digital, todo esto a pesar de los 15 meses de pandemia”.
Ahora este nuevo sínodo pretende relanzar aún más la misión de la Iglesia en Marruecos, porque “toda la Iglesia local debe preguntarse cómo vivir concretamente su misión, tanto en el lugar donde está hoy como en el futuro”.
"Para vivir el diálogo diariamente, los cristianos deben conocerse y sentirse como el 'sacramento del encuentro'", explicó el cardenal de origen español.
En este sentido, aclaró, que hay una dimensión del diálogo islámico-cristiano en la que “todos pueden y deben participar. Se practica y se vive en las universidades, escuelas, lugares de trabajo, en el transporte público, en los barrios pobres, clubes, centros culturales, siempre y en todos los sentidos. Esta dimensión básica del diálogo no excluye ni quita la importancia de los demás. Por eso también valoramos el diálogo de las obras (compromiso conjunto a favor de las grandes causas de la humanidad), y el diálogo teológico que comparte la vida de fe y el diálogo místico de oración conjunta”.
“El modelo de diálogo que proponemos y ofrecemos - concluyó finalmente - no puede ser otro que el mismo Dios: porque aunque Él es Dios, entra en un diálogo de amor con la humanidad. Y la Iglesia, en palabras de Pablo VI, 'se convierte en diálogo, se convierte en conversación' ”.