Una vez que se ingresa a esta obra se pueden ver jóvenes en el patio, las aulas, los pasillos, la parroquia, siempre con la compañía de educadores en un marco de respeto y valoración, haciéndolos sentir en un ambiente familiar.
La educación formal es uno de los pilares de esta Casa. En sus aulas se forman niños y niñas, adolescentes, jóvenes y adultos en propuestas pedagógicas adaptadas a cada grupo destinatario: inicial, primario, secundario, secundario de adultos y formación profesional.
La labor educativa en San Antonio de Padua se complementa con espacios juveniles y de educación no formal, entre los que destacan un circo social, apoyo escolar y un oratorio.
Esta Casa Salesiana tiene las puertas abiertas para la comunidad, haciendo opción salesiana por los más vulnerables. Muchos de los jóvenes que forman parte de la obra provienen de familias de clase media a empobrecida, expuestos a informalidad laboral, desempleo, inaccesibilidad a educación de calidad, viviendas inadecuadas, violencia de género y social, así como consumos problemáticos.
La obra salesiana en Córdoba trabaja con mirada preventiva, teniendo como eje el cuidado de los jóvenes como del lugar donde viven. Por eso uno de los objetivos de la Casa es consolidar una perspectiva ecológica y amigable con el medio ambiente que sea transversal a todas las propuestas.
El camino en este sentido va desde charlas, talleres y contenidos curriculares hasta la puesta en práctica de los saberes con la creación de “islas verdes” en distintos puntos del establecimiento, que cuentan con pequeñas plantas. La Casa se propone consolidarse como referente comunitario en esta temática. En la misma línea se está remodelando el trazado eléctrico, a fin de volverlo más seguro y eficiente, al punto de poder instalar paneles solares en algunas aulas.
En San Antonio de Padua el horizonte es un futuro mejor, más sano, seguro y protegido. Para los jóvenes y para el mundo en el que viven y se desarrollan.
Fuente: Por los jóvenes