No se ha tratado sólo de un cambio de ambiente. Tanto el inspector de MEG, el P. Hugo Orozco, como los miembros de su consejo, han invitado a los hermanos salesianos a vivir la experiencia de ir a la frontera, primero territorial, y con ello a las fronteras en las que se encuentran los jóvenes, y con poca presencia de los salesianos, aun teniendo salesianos que trabajan en una parroquia y 6 oratorios.
Ha sido una experiencia de “de-centramiento”. ¿Cómo colocarse fuera del centro e ir al encuentro de quien sufre como, por ejemplo, los migrantes? A través de los momentos de reflexión han emergido varias propuestas de respuesta salesiana, entre ellas asumir la tarea de conocer más de cerca el fenómeno de la migración.
Muchos de estos migrantes atraviesan el país, pasando por varias de las ciudades en las que se encuentran las obras de la inspectoría, o bien, llegan a alguna de las once ciudades de la frontera con Estados Unidos. En los últimos años el número de mexicanos deportados es de 800 mil personas.
Han sido tres días en que los salesianos de MEG han conocido más de cerca la realidad de los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos, principalmente mexicanos y centroamericanos, y de otras naciones, con la esperanza de obtener el status de refugiados ante las autoridades estadounidenses.
Para los salesianos de MEG esta ha sido una oportunidad para ver las cosas desde la periferia, ver la realidad de tantos jóvenes desde una perspectiva totalmente distinta, no sólo geográficamente, sino sobre todo a nivel de experiencia.
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