Entre las primeras iniciativas fue la de trasladar la Sede de la Inspectoría de Belén a Cremisan, lo que permitió ampliar la capacidad de la escuela local: “En Belén -explica el Inspector P. Alejandro José León Mendoza, de 40 años, de origen venezolano, en funciones desde septiembre de 2018- solo podíamos acoger a 180 estudiantes, pero con nuestro traslado tendremos el espacio para ofrecer formación a 90 estudiantes más”.
En la hoja de ruta de la Inspectoría, el primer paso fue establecer las líneas programáticas, generales y para cada comunidad, siempre mirando al futuro, las escuelas y los oratorios. “El objetivo - continúa el P. León - es trabajar con los laicos que tienen roles de responsabilidad, y con el trabajo de auto financiamiento, para mejorar el sistema de comunicación dentro y fuera de la Congregación. En el primer punto están los recursos humanos, ya sean los Salesianos Consagrados tanto los del lugar como los misioneros, sobre los que hay que cuidar el acompañamiento y la formación, o bien los laicos a nivel local, cuidando de integrar a los que deciden llegar como voluntarios de todo el mundo”.
“Obviamente, en cada realidad hay necesidades específicas, a las que debemos dar respuestas adecuadas y diferentes – explica el P. León – manteniendo siempre una visión de conjunto en nuestras propuestas. Tenemos oratorios y escuelas 100% para musulmanes, en otras realidades es una formación mixta, en otras una oferta exclusiva para los cristianos”.
Para responder a estas necesidades, en la Inspectoría de MOR se vive un considerable cambio generacional, que junto con el P. León se encuentra el P. Pietro Bianchi, que acaba de cumplir 50 años y que desempeña el rol de Ecónomo Inspectorial y responsable de la actividad de las escuelas, además de coordinar la actividad de la vinícola de Cremisan.
Cremisan, se encuentra situada en la frontera entre Cisjordania y Jerusalén, a pocos kilómetros de Belén, es conocida internacionalmente por su producción de vinos de calidad. La casa tenía un estudiante internacional de teología hasta el 2004, con estudios en la arqueología bíblica y diálogo interreligioso dirigido cada año a 40 estudiantes, con diez profesores. La actividad formativa se trasladó a Jerusalén, en el monasterio de Ratisbona.
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