“En Venezuela estamos afrontando una situación crítica que ha roto estos parámetros”, explica el P. Méndez. En efecto, desde el 2017 la crisis migratoria venezolana ha sido verdaderamente alarmante. Para la ONU y ACHNUR, atender la situación de los migrantes ha sido parte de sus proyectos de auxilio a quienes se han tenido que desplazar, forzosamente, a otros territorios en busca de seguridad.
En este contexto de confinamiento por el Covid-19, muchos venezolanos, se desplazan en un movimiento de retorno a Venezuela a causa de los cierres inesperados de las ayudas y auxilios que hubieran podido recibir en otros países por múltiples organizaciones.
Muchos de ellos, caminaron meses, pasaron hambre y frío, pero al final llegaron a otros países con la ilusión de comenzar de nuevo, pero ahora, deben regresar frustrados huyendo de la pandemia. ¿Quién puede velar por esos necesitados y hambrientos? ¿Quién puede salir a la calle a dar un pedazo de pan o un vaso de agua?
El gobierno nacional ha solicitado a los Salesianos de Venezuela la disponibilidad para utilizar dos obras. La primera ha sido la obra del “Centro Agrícola Don Bosco”, en el Estado Zulia, específicamente en la frontera Guajira con Colombia. Actualmente hay un grupo de 290 personas en un confinamiento obligatorio, siendo custodiados por militares y médicos designados por el gobierno nacional. La Comunidad Salesiana ayuda espiritualmente y provee alimentos.
La segunda obra que ha sido solicitada es el “Centro Vocacional” de Duaca, en el Estado Lara. Una obra dedicada a la atención de los jóvenes de todo el país en las Jornadas de Discernimiento Vocacional y hospedará unas 200 personas.
“Los Salesianos de Venezuela sabemos que este es un momento para tender la mano a quien lo necesita. Los Salesianos seguimos abriendo las puertas para que entren los marginados de esta pandemia”. “En medio de esta pandemia abrir nuestras casas Salesianas y dar alimentos a los pobres, es la respuesta a las urgencias que viven nuestros hermanos más necesitados”, subraya.